Un equipo de científicos de la Universidad McGill han encontrado la respuesta a una pregunta que dejó perplejo a Charles Darwin. Tanto es así, que en realidad lo llevó a dudar de su propia teoría de la evolución. Darwin se hizo una pregunta: si la selección natural funciona a nivel del individuo, luchando por la supervivencia y la reproducción, ¿cómo puede una sola colonia producir hormigas que son tan diferentes en tamaño, desde las obreras hasta las soldados? Especialmente si, como en el género Pheidole, son estériles. La respuesta, según un estudio publicado en Nature, es que la propia colonia genera soldados y regula el equilibrio entre los soldados y las obreras gracias a un «órgano» rudimentario aparentemente sin importancia que aparece brevemente durante las etapas finales del desarrollo larvario. Y solo en algunas de las hormigas: las que se convertirán en soldados.

“Fue un descubrimiento completamente inesperado – explica Ehab Abouheif, lider del estudio, en un comunicado – . Ya sabíamos que durante el desarrollo de las hormigas soldado, un» órgano «rudimentario aparentemente inútil aparecía y luego desaparecía. Pero pensábamos que era solo un efecto secundario de las hormonas responsables de convertir las larvas en soldados. Lo que descubrimos fue que estos» órganos «rudimentarios no son un efecto secundario de las hormonas y la alimentación, sino que son los responsables de generar a los soldados. Es su presencia pasajera la que regula el crecimiento de la cabeza y el cuerpo de los soldados”.

Basándose en el hallazgo, Abouheif propone que los órganos rudimentarios podrían desempeñar un papel mucho más importante en el desarrollo de un organismo de lo que se había imaginado anteriormente. “Hasta ahora, se pensaba que estos órganos simplemente ofrecen evidencia de evolución y descendencia común, ignorando cualquier función actual – concluye Abouheif –. Ahora que sabemos el papel crucial que desempeñan en las colonias de hormigas Pheidole, significa que tendremos volver atrás y observar otros órganos rudimentarios bajo la misma luz. ¿Quién sabe lo que podremos descubrir?”.

Juan Scaliter