Apenas seis horas de exposición bastan para que miles de millones de partículas de plástico, que miden 250nm (alrededor de 0.00025mm) se acumularan en el interior de los intestinos de un tipo de vieira (Pecten maximus).

Y eso no es todo porque hubo partículas más pequeñas aún, de unos 20 nanómetros, que se habían dispersado por todo el cuerpo del animal, incluyendo el riñón, las branquias, los músculos y otros órganos.

Esa es la conclusión de un estudio, publicado en Environmental Science & Technology y liderado por Maya Al Sid Cheikh.

Se trata del primer estudio que ha cuantificado la absorción de las nanopartículas en las condiciones predecibles para el medio ambiente, ya que las investigaciones previas se basaban en concentraciones mucho más altas de las que los científicos creen que se encuentran en nuestros océanos.

“Para este experimento, necesitábamos desarrollar un enfoque científico completamente nuevo – explica Al Sid Cheikh –. Por ello confeccionamos nanopartículas de plástico en nuestros laboratorios e incorporamos en ellas una etiqueta para poder rastrearlas en el cuerpo de la vieira en concentraciones ambientalmente relevantes. Los resultados muestran por primera vez que las nanopartículas pueden ser absorbidas rápidamente por un organismo marino, y que en solo unas pocas horas se distribuyen en la mayoría de los órganos principales”.

Los autores solo expusieron las vieiras a nanopartículas durante unas pocas horas y, a pesar de que se transfirieron a condiciones de limpieza, aún quedaban rastros varias semanas después. Comprender la dinámica de la absorción y liberación de las nanopartículas, así como su distribución en los tejidos corporales, es esencial si queremos comprender cualquier efecto potencial sobre los organismos.

Dos semanas después de la exposición, las partículas de 20 nm ya no eran detectables, mientras que las partículas de 250 nm tardaron 48 días en desaparecer.

“Comprender si las partículas plásticas se absorben a través de las membranas biológicas y se acumulan dentro de los órganos internos es fundamental para evaluar el riesgo que estas partículas representan para el organismo y para la salud humana – concluye Ted Henry, coautor del estudio –. Nuestra investigación es la evidencia más concluyente hasta la fecha sobre el nivel de absorción de partículas plásticas en un organismo marino”.

Juan Scaliter