La mayoría de las personas han oído hablar de gérmenes resistentes a los antibióticos, pero, ¿qué ocurre con el polvo resistente a los antibióticos?
Un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad Northwestern, liderados por Erica Hartmann, ha descubierto la abundante presencia de un químico antimicrobiano, el triclosan, el cual está vinculado a cambios en la composición genética de los microbios. El resultado es polvo con organismos que podrían causar una infección resistente a los antibióticos.
“Existe la creencia popular de que todo lo que está en el polvo está muerto – señala Hartman –, pero la verdad es muy diferente. Allí hay vida. El polvo es el lugar de descanso final de todo lo que ha estado circulando en el aire, por lo que nos puede dar información sobre la calidad del mismo”.
Los resultados, publicados en mSystems, se obtuvieron comparando muestras de polvo recolectadas de 42 instalaciones deportivas. Eso permitió observar las bacterias presentes en el polvo, examinando específicamente sus genes.
En el polvo con concentraciones más altas de triclosán, los investigadores encontraron una mayor abundancia de marcadores genéticos que indican resistencia a los antibióticos. “Lo importante del hallazgo – añade Hartmann – es que esos genes no codifican la resistencia al triclosán, sino la resistencia a los antibióticos de importancia médica”.
Hasta 2016, el triclosán era un producto común en los jabones antibacterianos para manos y soluciones de limpieza, pero recientemente la Administración Federal de Medicamentos de Estados Unidos (FDA), prohibió el triclosán tras descubrir varios efectos secundarios peligrosos, incluido su potencial para interferir con el sistema endocrino humano. A pesar de que ya no está contenido en los jabones de mano y en las toallitas antibacterianas, el triclosán todavía está presente en la pasta de dientes y en muchos productos de consumo que no están etiquetados.
“La gran mayoría de los microbios que nos rodean no son malos e incluso pueden ser buenos – concluye Hartmann –. Nuestro consejo es limpiar los equipos del gimnasio con una toalla, lavarse las manos con agua y jabón y no recurrir tanto a los agentes limpiadores antibacterianos para las manos”.
Juan Scaliter