El hielo en la Antártida se derrite seis veces más rápido que en la década de 1980. Solo los glaciares de Groenlandia han provocado un aumento de 13,7 milímetros del nivel del mar en los últimos 45 años. Sin embargo, los pronósticos para los próximos siglos no son tan pesimistas como se creía.

El aumento medio del nivel del mar suele deberse a la expansión del agua de mar a medida que se calienta o, como es el caso, al agua procedente de las capas de hielo y los glaciares cuando se derrite. El deshielo de la Antártida es el responsable del 20 o 25% de dicha crecida. Con este panorama, los científicos no dejan de idear modelos numéricos para hacer previsiones cada vez más precisas de cara a los próximos años y siglos. Un equipo de Laboratorio Jet Propulsion de la Nasa (JPL), en Pasadena (California), ha conseguido dar un paso más en la comprensión de ese efecto que provoca el derretimiento de la Antártida sobre el nivel del mar y su evolución en el futuro.

¿Cuánto aumentará el nivel del mar?

“A diferencia de la mayoría de otros modelos actuales, hemos incluido en las mediciones procesos sólidos de la Tierra, como el rebote elástico de la roca bajo el hielo y el impacto de los cambios en el nivel del mar muy cerca de la capa de hielo», indica Eric Larour, uno de los autores del estudio. Los nuevos modelos, que utilizan una resolución mucho más amplia, pronostican que hacia 2350 la fusión de la capa de hielo y su contribución correspondiente al aumento del nivel del mar será aproximadamente un 29% menos de lo que las proyecciones anteriores habían indicado para esa misma fecha.

En lo que sí coinciden es en las previsiones para los próximos 100 años: «Alrededor del año 2250, algunos de estos procesos sólidos de la Tierra comenzarán a compensar la fusión de la capa de hielo y el consiguiente aumento del nivel del mar». Esta desaceleración es la que explicaría que las previsiones sean menos alarmistas en cuanto al aumento del nivel del mar que lo que indicaban los modelos anteriores. «Una de las principales cosas que aprendimos fue que, a medida que el hielo en tierra se retira hacia el interior, la roca de fondo se levanta elásticamente», indica Erik Ivins, coautor del estudio, quien lo compara a la forma en que se descomprime un cojín cuando se le quita peso.

El estudio, publicado en Science, no quiere restar gravedad a la situación de deshielo de los glaciares, pero sí destaca la posibilidad de medir de forma más precisa su impacto y de aplicar el modelo al resto del `planeta.

Marian Benito