La percepción que tenemos de la temperatura es un proceso que tiene que ver con la humedad del aire y con la velocidad del viento. Estas variables provocan una diferente evaporación de la humedad de la piel, y hacen variar también la tasa que transpiramos. Lo que percibimos, según estas variables, se llama sensación térmica, y en ella también interviene el calor que irradiamos.

El primer método para medirlo fue el índice de Stedman, aunque ahora se impone el uso del índice WBGT, que emplea un termómetro específico conectado con un bulbo humedecido.

Redacción QUO