Fue jefe de operaciones de la NASA en Madrid, y el único miembro español del equipo que el 20 de julio de 1969 siguió desde Fresnedillas de la Oliva el alunizaje del Apollo 11. Comisario de la exposición La Aventura del Espacio, patrocinada por Quo.

Su carta de presentación es emocionante: presenció, en vivo y en directo, la mítica frase de Jack Swigert: “Houston, tenemos un problema”. Y ahora busca que los niños actuales quieran ser astronautas.

A los 20 años, Carlos González respondió a un anuncio que solicitaba técnicos para la base de Fresnedillas de la Oliva, Madrid. La NASA buscaba operadores. Desde entonces ha presenciado en primera fila los momentos más importantes de la carrera espacial: el hombre en la Luna, la primera imagen de Marte… y recuerda cada segundo de la conversación que comenzó con: “Houston, tenemos un problema”. Hoy, González es el asesor científico de la exposición La Aventura del Espacio y reconoce que nunca imaginó poder estar al lado de las cápsulas en las que vivían los astronautas con quienes habló tantas veces. Y que gracias a esta exposición solamente le queda una deuda profesional.

P ¿Cuál es la espina que aún tienes clavada sobre tu carrera?
R Ver un lanzamiento. Estaba siempre trabajando y, a pesar de que me invitaron, nunca pude ir. No pido que sea una misión tripulada, pero ver un lanzamiento es lo único que me falta.

P ¿Cómo vive un joven de 20 años la llegada del hombre a la Luna?
R Es un momento importante: te preocupa que todo vaya bien; si tu receptor no funciona, te van a cortar la cabeza. Escuchas las conversaciones y sientes ese momento, pero no se vive como los astronautas ni el público en general.

P Detrás de toda la técnica, ¿había pasión por lo que se estaba consiguiendo?
R Luego, cuando terminaba tu turno, sí. Recuerdo el Apollo 13, mi turno había terminado y volví a la base; pasé 4 días en la estación. Eran sorprendentes los tonos, la calma que reflejaban ante un problema. Veíamos las pulsaciones y no se transmitía ningún tipo de tensión. Después, cuando terminaba una misión y se recuperaba la cápsula, lo festejábamos adecuadamente…

P Estás en una posición privilegiada para ver el futuro…
R Todos nosotros, cuando vimos el Apollo 11 en la Luna, pensamos: “Dentro de 20 años, en Marte”. Yo te digo con total sinceridad: un viaje tripulado a Marte yo no lo voy a ver, tú quizá sí. Soy escéptico en muchas cosas. Obama, a quien respeto mucho, ha dicho una cosa que me parece sorprendente. Dijo que en la década de los años 2030 deberíamos poder orbitar Marte; no entiendo que hagamos un viaje de ocho meses para dar una vuelta y no explorar un poco el Planeta Rojo.

P ¿En qué otras cosas eres escéptico?
R No me creo que los extraterrestres vengan a visitarnos. Matemáticamente es imposible que no haya planetas como el nuestro que estén habitados con vida inteligente. Que nos hayan venido a ver lo veo más difícil: estamos muy lejos, en uno de los extremos de la galaxia. Somos muy jóvenes en comparación con el resto de la Vía Láctea, y cualquier civilización debería ser más adelantada. Si vienen hasta aquí, usan otros sistemas de transporte: 33.000 años viajando, si vas a la velocidad de la luz… Definitivamente, tienen que haber encontrado otro sistema de viajes.

P ¿Nos encontramos ante una barrera, entonces, para la exploración espacial?
R Hemos llegado a un tope en nuestro sistema de comunicaciones, de trasladarnos de un lado a otro, y tiene que haber un salto enorme en este campo: agujeros de gusanos, curvaturas del universo… Me emocionaría muchísimo encontrar los fundamentos de una nueva física.

P Pero no es necesario para ir a Marte…
R El viaje a Marte lo veo muy utópico. Implica una cantidad de retos increíbles; el principal son las comunicaciones. La cantidad de consumibles para un viaje de 8 meses de ida y ocho de vuelta debe de ser increíble. La nave tendría que ser enorme y habría que construirla en órbita, lo que implicaría numerosos viajes. La tripulación debe llevarse bien. Y tiene que ser mixta, por razones obvias; y todos deben entender por qué es obvio. El proyecto económico sería monstruoso. Esas son mis dudas, pero no digo que sea imposible.

P ¿Por qué una misión a Marte debe ser tripulada?
R El ingenio humano no lo puede tener ningún robot. En una misión no tripulada se perderían cosas. Para una investigación seria tienen que ir seres humanos.

Redacción QUO