Su obsesión es prevenir el estado de la visión…
Empecé investigando en 1989 cómo afectaba el uso de ordenadores a la conjuntiva y la córnea, la fatiga que producían. Me obsesionaba lo que pasaba en el fondo del ojo, en la retina porque, desde el punto de vista embriológico, es tejido nervioso central, es una prolongación del cerebro. Está constituido por neuronas postmitóticas, es decir, no se pueden regenerar, de ahí su enorme importancia. Y ahí hay una zona que es la mácula lútea o mancha amarilla que es donde impacta la luz. Gracias a eso se puede distinguir un objeto de otro.
¿Por qué empeora visión con los años?
El cristalino se va haciendo opaco y pierde flexibilidad. Todo ello hace que tengamos vista cansada y que aparezcan las cataratas. Amarillea con la edad y genera una serie de cromóforos, es decir unas sustancias que absorben el color. Los dispositivos electrónicos retroiluminados por leds no contribuyen a mejorar las cosas. El emisor es de luz azul y gracias a un recubrimiento de fósforo, la vemos como blanca.Y nuestros ojos no están preparados para ello, para mirar a una fuente lumínica tantos años y durante tantas horas. Y como no podemos ni queremos renunciar al uso de la tecnología, habrá que buscar soluciones tales como proteger el cristalino con filtros ópticos adecuados.
Experimentar con el ojo es complicado porque, como usted dice, sus neuronas no se pueden regenerar.
Empezamos investigando con conejos, luego lo hicimos con ratas pigmentadas y finalmente, en un ensayo clínico con humanos a los que se les implantó una lente intraocular transparente en un ojo y otra con un filtro amarillo en el otro. Analizamos la mácula y durante siete años estudiamos su evolución. Comprobamos que el espesor de la del ojo que estaba protegido no había envejecido, mientras que el otro sí. ¿Por qué? Al evitar que la luz azul llegara al fondo del ojo logramos que la muerte celular disminuyera en un 80%. Conviene recordar que el ambiente que generalmente nos rodea tiene un 23% de componente azul.
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¿Eso quiere decir que tendremos que operarnos todos para implantarnos un filtro o llevar gafas con filtro permanentemente?
No, porque se pueden estudiar otras medidas. Las ventanas de las viviendas, por ejemplo, deberían estar protegidas con filtros y respecto a lentes de contacto, ya hemos logrado eliminar hasta el 12% de la luz azul y violeta que reciben nuestros ojos. Nuestro objetivo, en cualquier caso, es que la fuente de luz tenga un filtro. Si el causante del daño no llega, la lesión no se produce. Otra cosa es en los pacientes que deban ser operados de cataratas que, en mi opinión, deberían implantar el cristalino artificial con filtro amarillo.
Usted ha sido galardonada con el Gran Premio Internacional de Invenciones de Ginebra. ¿Cómo se gestionan las patentes?
La Universidad Complutense de Madrid, para la que yo trabajo, es la titular de las patentes premiadas, aunque yo soy la inventora y no puedo renunciar a la propiedad intelectual. Los costes de solicitud en el país de origen de una patente son gratuitos para los centros universitarios españoles; sin embargo, su extensión al resto de las distintas naciones tiene un elevado coste que requiere de inversiones externas para su mantenimiento, desarrollo e implantación. Generalmente, a la hora de comercializarla, se sublicencia, es decir, se arrienda a una empresa el derecho de explotación que, a su vez, se hace cargo de todos los gastos y decisiones a cambio de royalties. Así, todos ganan: el investigador consigue financiación, la universidad se beneficia de una mayor distribución de dinero público debido a su papel en la transferencia de conocimiento y la empresa privada ofrece productos punteros.
¿Qué objetivo profesional se ha marcado?
Quisiera que todas las lentes del mundo, dentro de diez años, llevaran un filtro específico que absorba ciertas longitudes de onda. Así se evitaría entre el 10% o el 15% del daño que genera la luz ambiente y la emitida por un dispositivo retroiluminado por leds. De hecho, estoy segura de que dentro de un año, muchos niños, al igual que tienen un mando a distancia, poseerán unas gafas neutras protectoras, con lentes amarillas, para jugar videojuegos. De momento, ya existen los filtros protectores tenuemente amarillos para instalar sobre las pantallas de smartphones, tabletas, videoconsolas y ordenadores. Debemos preservar nuestra salud ocular porque el 90% de nuestro ocio es visual. Al año, recibimos 6.000 horas de luz natural y artificial. Solo dejamos de recibir luz cuando parpadeamos o dormidos.
P. Usted también ha sido premiada por sus investigaciones en el reconocimiento biométrico de la córnea.
Búscabamos un sistema de autenticación seguro. Ya hay más de 100 métodos de reconocimiento ocular pero tienen el inconveniente de estar basado en la retina o el iris. Para fotografiarla es necesario hacerlo a través de la pupila, una estructura que presenta problemas porque cambia no sólo en función de la luz ambiente, sino de la ingesta de fármacos, la edad… La córnea, sin embargo, está situada encima del iris y tiene un espesor que permite hacer topografías. Al ser transparente, podemos valorar su capa interior sin tocar la exterior y tomar los datos, identificarlos, sacar una serie de algoritmos, encriptarlos y determinar la identidad de una persona.
¿Es tan dañina la televisión como dicen?
Me preocupan más los dispositivos electrónicos móviles tipo smartphones y tablets porque la fijación de la mirada es mayor. Cuando estás frente a un ordenador, parpadeas tres veces menos que durante una conversación. En una situación normal, abrimos y cerramos los ojos veintiseis veces por minuto. Si se mira una pantalla, solo se hace nueve veces porque se está muy centrado en lo que se está viendo. Además, un dispositivo móvil emite más cantidad de luz y a menor distancia. Con la televisión, sin embargo, y a menos que se utilice para proyectar videojuegos, el daño es menor. Cuando se ve una película, por ejemplo, el telespectador es un sujeto pasivo que recibe información de la escena. No interactúa con el argumento y no presta ni la mitad de atención que con una videoconsola. Barre continuamente con sus ojos a otros lugares y esto es menos dañino.
Dentro de unos días emplearemos muchas horas en ver los partidos del Mundial de Fútbol ¿En qué tipo de soporte deberíamos hacerlo?
Es mejor una televisión que una tableta y hacerlo a una distancia adecuada. Deberíamos estar, como mínimo, a 2,5 metros y con una iluminación ambiente semejante a la de la pantalla.
Seguro que durante el Mundial se producirán situaciones ambiguas en las que la percepción visual sobre si un gol ha entrado o no en portería pondrá en aprietos a más de un árbitro.
La labor de estos profesionales me parece dificilísima. Los deportistas entrenan la visión periférica como cualquier otra parte del cuerpo. Es un entrenamiento parecido al de los mayores, los que pierden el centro de la visión, los que tienen degeneración macular. Se les obliga reconocer cosas situadas en zonas donde el procesamiento de la señal no es tan perfecto. Mientras que en el centro del ojo una neurona transmite la información a la siguiente y ésta a la siguiente, en la zona periférica hay quinientas células que transmiten la información a una única neurona. En consecuencia, son muy sensibles desde el punto de vista lumínico, pero no perciben el color, o lo hacen de una manera poco resoluta. Tampoco identifican el detalle, pero sin embargo sí el movimiento ya que al sistema visual humano le interesa, en ese momento, saber que algo se acerca, independientemente de que lo reconozca o no.
Marta García Fernández