Se había dado por supuesto que la habilidad para cazar presas difíciles fue exclusiva de los humanos modernos, del Homo sapiens. Y, por extensión, se creía que las aves por su capacidad de volar, eran un objetivo muy complicado lejos del alcance de las capacidades de los neandertales como cazadores. Pero una reciente investigación realizada por el Museo de Gibraltar ha desmontado por completo este mito.

Los investigadores habn hallado restos fósiles de palomas bravías (Columbia livia) en el interior de la cueva de Gorham, situada en el Peñón de Gibraltar. Los huesos corresponden a un período de tiempo que abarca desde hace 60 mil a 28 mil años, una etapa en la que los neandertales fueorn los moradores de aquel lugar.

La cantidad de huesos encontrados con marcas de corte fue reducida, es cierto, pero los responsables del estudio también señalan que estas aves eran pequeñas y requerirían una manipulación mínima. Además, en algunos de los restos se encontraron señales de dientes humanos, lo que indica que los habitantes de la cueva comían estas aves.

“La visión tradicional es que solo los humanos modernos tuvieron la capacidad cognitiva para cazar presas difíciles y se ha supuesto que los pájaros estaban fuera del alcance de los neandertales. Por esta razón, encontrar una explotación intensa, regular y sistemática de aves en esta especie es muy importante ya que los acerca aún más a nuestros propios antepasados”, declaró a la agencia SINC Clive Finlayson, coautor del estudio que publica la revista Nature.

Los neandertales gibraltareños también se alimentaban de mariscos y mamíferos diversos. Pero con el descubrimiento que se acaba de realizar se corrobora una vez más que esta especie humana aún guarda muchos secretos que esperan ser revelados. Recordemos, sinir más lejos, que hasta hace poco se consideraba que Gibraltar había sido rpecisamente el último refugio de los neandertales ibéricos, pero una investigación realizada en 2012 abrió la puerta a que realmente hubiera sido en el territorio de la actual Cantabria.

Vicente Fernández López