Quienes vayan a Marte en las primeras expediciones desde la Tierra deberían quedarse allí y no volver hasta pasadas varias décadas. Al menos, esa es la opinión de Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó la Luna. La intención de Aldrin no es someter a esos pioneros a ningún castigo, sino rentabilizar el esfuerzo y la inversión que supondría una misión de ese calibre con una colonización en condiciones.
Redacción QUO