El polifacético antropólogo Henry Fairfield Osborn decía que «el cerebro humano es el objeto más maravilloso y misterioso de todo el universo”, una verdad irrefutable para orgullo de nuestros neurocientíficos. Por eso, cuando vimos esta imagen en Internet no dudamos en compartirla con vosotros en las redes sociales y hacer un pequeño experimento:

A primera vista, parece una curiosa y original recreación minimalista de algunos de nuestros personajes de dibujos animados favoritos elaborados con piezas de LEGO. Pero en la redacción de QUO, además de disfrutar de la creatividad del autor hemos ido más allá y, como siempre, nos preguntamos los porqués: ¿Por qué nuestro cerebro hace las asociaciones con los dibujos reales con tanta facilidad? La mayoría de personas que reconocen todos piensan que se debe a los colores o a la edad: «ya estoy mayor», responden algunos. Pero hay más.

Para responder a esta pregunta contactamos con un neurocientífico y un psicólogo. El primero, Manuel Martín Loeches, nos explica que lo que hacen estas imágenes, por la combinación y el orden de los colores «es activar ‘imágenes abstractas’, algo alejadas de la realidad. Constituyen los conceptos de los personajes, que son conocidos -y por eso hay conceptos o redes neurales preestablecidas sobre ellos en el cerebro-. Las mismas zonas se activan con el nombre de los personajes

Porque una cosa hay que reconocer: las figuras están completamente alejadas de la realidad, el concepto es una abstracción perceptiva, no una imagen fotográfica. » Y por eso una simple combinación de colores que suponga un rasgo identificativo particular es capaz de activar todo el concepto, aunque la imagen en sí sean sólo bloques de colores», matiza Loeches.

Por otro lado, como explica el psicólogo clínico Carlos Ramos Gascón, «lo primario y lo básico es la ‘Gestalt‘ del objeto. Esto es lo que de manera más inmediata nos permite identificar las figuras, aunque luego nos guiemos también por otros factores, como el color». La psicología de la Gestalt es una corriente de la psicología moderna, surgida en Alemania a principios del siglo XX a raíz de que tres investigadores de psicología experimental se percataran en un laboratorio de que el cerebro humano organiza las percepciones como totalidades (Gestalts), según ciertas leyes a las que bautizaron como leyes de la percepción.

Como explicaGuillermo Leone, «el cerebro transforma lo percibido en algo nuevo, algo creado a partir de los elementos que percibe para hacerlo coherente. Así, las tareas del cerebro consisten en localizar contornos y separar objetos (figura y fondo), unir o agrupar elementos (similaridad, continuidad, destino común), en comparar características de uno con otro (contraste – similaridad), en destacar lo importante de lo accesorio (figura y fondo) o en rellenar huecos en la imagen percibida para que sea íntegra y coherente (Ley de cierre)».

Como decía W. Kohler “el todo es más que la suma de las partes”. Esta frase, muy cuestionada en su momento, «sintetiza lo sostenido por los experimentalistas acerca de que percibimos totalidades y que cada parte pierde el valor que tiene en el contexto y posiblemente sus cualidades al ser retirada del mismo».

La mente tiene que funcionar deprisa en un proceso perceptivo. Si percibimos que una cosa puede ser ¿para qué gastar tiempo en pensar que tal vez no lo sea? No hay tiempo para dudar, nuestro cerebro quiere comprender o asociar de forma eficaz y rápida. En esta acusada falta de paciencia de nuestro órgano más preciado se crea una laguna que es por dónde se cuelan los magos, los ilusionistas y este tipo de imágenes. Teniendo en cuenta el gran número de estímulos que nos rodean, el cerebro trata de hacer una función de síntesis y organización para dar sentido a las cosas.

Por ejemplo, mirad esta imagen:

[image id=»75969″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]

A pesar de que objetivamente no se trata más que de unos cuantos «manchurrones» de tinta desperdigados, nuestro cerebro trabaja a toda velocidad para darle sentido. Las manchas son percibidas por nuestro cerebro como totalidades superiores a la suma de sus partes, e inmediatamente vemos a un tipo montando a caballo. Esto es exactamente lo mismo que ocurre con la imagen de las piezas de LEGO. En realidad, son solo bloques de piezas con colores, pero nuestro cerebro tira de su bagaje para aportarle sentido y coherencia a la escena que está observando.

Por cierto, por si no los has reconocido, estos son los personajes que se ven en la imagen (de arriba a abajo y de izquierda a derecha):

  1. Los Simpsons
  2. Las Tortugas Ninja
  3. South Park
  4. Los Pitufos
  5. Astérix y Obélix
  6. Epi y Blas
  7. El Pato Donald y sus sobrinos
  8. Los Hermanos Dalton y Lucky Luke

Redacción QUO