Por más originales que pensemos que somos en nuestros pensamientos y memoria, la realidad es que todo se puede reducir a un patrón de actividad electroquímica en el cerebro. Las neuronas se conectan entre sí por medio de las sinapsis (la parte eléctrica): la información sale desde el axón de una neurona y llega a la dendrita de otra. Dicha información son en realidad neurotransmisores (la parte química) que dan órdenes a las siguientes neuronas para activarse. Cada neurona tiene miles de estas sinapsis que la unen a otras vecinas. El problema es que, pese a ser una parte fundamental, son unas grandes desconocidas. Hasta ahora se pensaba que existían tres tamaños de sinpasis: pequeñas, medianas y grandes, estás últimas 60 veces más grandes que las primeras. Pero estábamos muy equivocados.

Un grupo de científicos del Instituto Salk, descubrieron que la variedad de dimensiones llega a 26 diferentes “tallas de sinapsis”, la mayoría en el extremo más pequeño. La clave fue analizar dos de ellas, en la región del hipocampo (relacionada a la memoria), que parecían idénticas. Eran muy similares, pero no “gemelas” ya que las separaba un 8%. Al profundizar en más conexiones hallaron una mayor diversidad. Y lo extraordinario, al menos lo primero que encontraron, es que las sinapsis modifican sus medidas. Las más pequeñas los hacen cada 1.500 conexiones (unos 20 minutos) y lasmayores cada 2. “Esto significa que cada 2 o 20 minutos – explica Terry Sejnowski, uno de los autores del estudio publicado en eLife–nuestras sinapsis suben y bajan en cuanto a dimensión, ajustándose de acuerdo a las señales que reciben. Las implicaciones de esto son enormes ya que bajo un completo caos, se ocultaba a nuestros ojos una precisión desconocida. Hemos descubierto la clave para desentrañar el principio que permite que nuestro hipocampo sea muy efectivo en términos computaciones consumiendo muy poca energía. De acuerdo a nuestros hallazgos, la capacidad de la memoria sobrepasa las estimaciones más conservadoras por un factor de 10, llegando, como mínimo a un petabyte, más o menos como la World Wide Web”.

Esta última comparación son palabras textuales de Sejnowski, y como la medida es un poco ambigua y no sabemos si se refiere a la información que la web procesa a diario, que almacena o que circula), lo dejamos en que un petabyte equivale a medio billón de páginas escritas. Lo cual es mucho.
Este conocimiento permitiría diseñar ordenadores mucho más eficientes en términos de consumo de energía y almacenamiento de datos. Al tiempo que abre una nueva puerta de estudio sobre los mecanismos de enfermedades relacionadas a la memoria.

Juan Scaliter