La energía nuclear es una de las alternativas más baratas a los combustibles fósiles. Pero las plantas de procesamiento del combustible nuclear generan gases residuales que son peligrosos y costosos de tratar. Entre ellos se encuentran el xenón y criptón.
Debido a que el xenón tiene una vida media mucho más corta que el criptón – un mes en comparación con una década – los científicos tuvieron que buscar un material que pudiera no solo seleccionar sino también diferenciar ambos y capturarlos por separado ya que el xenón se utiliza en iluminación comercial, propulsión, anestesia y aislamiento, lo que permite venderlo más tarde para compensar los gastos del proceso.
Con esto en mente, científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana y de la Universidad de California, Berkeley, han realizado análisis de alto rendimiento de grandes bases de datos de materiales, “buceando”entre más de 125.000 candidatos. Mediante simulaciones moleculares buscaron materiales que pudieran separar los dos elementos químicos mencionados y entre ellos el mejor candidato resultó ser uno conocido como SBMOF-1 que consigue los objetivos perseguidos y a temperatura ambiente. Se trata de un cristal nanoporoso y pertenece a una clase de materiales que actualmente se utilizan para limpiar las emisiones de CO2 y otros contaminantes peligrosos.
La ventaja de este material es su versatilidad ya que los científicos pueden reconfigurar su estructura para que sean capaces de almacenar y separar gases, actuar como catalizadores y actuar como detectores químicos y ópticos. El trabajo ha sido publicado en Nature Communications.
Juan Scaliter