Cuando pensamos en el espacio y evocamos su olor, la mayoría de nosotros piensa en algo neutral e incluso carente de él. Pero según los científicos no es así. El verano pasado, gracias a la nave espacial Rosetta, descubrimos a qué huelen los gases que emanan de un cometa.

Apestan. Literalmente. Según explicaba entonces la ESA, «te podrías arrepentir de tu curiosidad. Es un olor muy fuerte, una mezcla entre huevos podridos, un establo y el asfixiante olor del formaldehído. Todo bien mezclado con un tenue olor amargo que recuerda a las almendras (cianuro de hidrógeno), un poco de alcohol (metanol), vinagre (dióxido de azufre) y una dulce nota de la aromática fragancia del disulfuro de carbono».

No es el único que no huele a rosas en el espacio exterior. Según sabemos, la Luna tiene cierto tufillo a pólvora y el aroma del espacio podría compararse con el desagradable olor de una bayeta sucia.

Fuente: popsci.com

Redacción QUO