Arrival es uno de los filmes más esperados de este otoño. Una película de ciencia ficción protagonizada por un lingüista que trata de buscar el modo de comunicarse con los primeros alienígenas que llegan a nuestro planeta. La idea es realmente sugestiva porque, si efectivamente, algún día se produce un contacto con seres extraterrestes, ¿cómo nos comunicaríamos con ellos? ¿Seríamos capaces de entender sus mensajes?
Hay quien piensa que no, como la antropóloga Kathryn Denning, quien pone el ejemplo de la escritura egipcia, que no fue descifrada hasta que se descubrió la piedra Rosetta. O la extraña escritura de los nativos que poblaron la Isla de Pascua, que aún no ha sido descifrada. En una línea similar, otros investigadores también se muestran escépticos y creen que, si no hemos sido capaces de comunicanos con alguna de las otras especies que viven en nuestro planeta, difícilmente podríamos lograrlo con seres de otros mundos.
Pero hay quien cree lo contrario. El llorado Carl Sagan, en su obra Cosmos, explicaba que las especies que han alcanzado un determinado grado de civilización tecnológica, deben tener elementos comunes de conocimiento que les permitan una comunicación básica, como por ejemplo, las matemáticas. También optimista se muestra Daniel Everett, el lingüista que pasó treinta años estudiando a los Piraha, unos indios brasileños que hablan una de las lenguas más extrañas del planeta. De su experiencia, Everett ha sacado la siguiente conclusión: «Un lingüista bien preparado puede, tras pasar unos días escuchando a su interlocutor, entender los rudimentos más básicos en los que se basa su lengua. A partir de ahí, se podría utilizar esa base para intentar crear otra que pudiera servir para esa comunicación».
¿Y si los extraterrestres hubieran desarrollado una forma de comunicación totalmente diferente de la nuestra? «Los humanos comunicamos mucha información a través del tacto, de la mirada, de los sonidos…», explica Everett. «Pero es posible que unos alienígenas tuvieran una forma de hacerlo que a nosotros nos resulte impensable. Cuesta creer que alguna especie pueda comunicarse, por ejemplo, a través del sabor, pero todo podría suceder».
Aunque el más pesimista a este respecto es el profesor Ted Chiang, autor del relato en el que se basa la película Arrival, quien cree que. «No seríamos capaces de comunicarnos nunca con seres de otro mundo, con una tecnología, una cultura, una evolución y un hábitat tan diferentes de nuestro background como especie. No tendríamos nada en común».
Fuente: http://www.seeker.com/how-linguists-would-talk-to-et-1998265105.html
Queda entonces la esperanza de que esos alienígenas, si existen, nos manden a través de un agujero de gusano la piedra Rosetta de su lenguaje. Así todo sería más sencillo.
Vicente Fernández López