Stephen Hawking, una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo, confesó que creía en la existencia de extraterrestres. Eso no significa que se tomase en serio las supuestas fotos de avistamientos de ovnis, sino que: “Para mi cerebro matemático, es una cuestión numérica aceptar la posibilidad de que la existencia de seres alienígenas sea real. El desafío consiste en tratar de averiguar cómo serían”, explicó.

Alienígenas voladores

Hawking se dió el gusto de dejar volar su imaginación y especular (sobre bases científicas) cómo serían esos hipotéticos habitantes de otros mundos. El científico basó sus hipótesis en la existencia de tres tipos de ecosistemas que podrían tener vida. El primero sería un mundo similar al nuestro, aunque con una gravedad menor, lo que permitiría que los depredadores volaran para atacar a sus presas, gigantescos herbívoros que tendrían la habilidad de trepar por paredes verticales, debido a la baja gravedad y a sus patas acabadas en ventosas.

El segundo ecosistema concebido por el sabio sería un mundo subterráneo. En un planeta completamente congelado, podría existir un océano bajo la superficie. Sería un hábitat en perpetua oscuridad en el que vivirían seres muy parecidos a los peces abisales.

¿Serán listos?

La tercera hipótesis es la más audaz. En la superficie de ese mundo dominado por fríos extremos, la vida tal y como la conocemos no sería posible. Por eso, Hawking consideró posible que existan seres con una composición química y orgánica distinta de la nuestra, y basada en el hidrógeno líquido y en el silicio.

¿Pero existiría vida inteligente? Hawking no lo descartó, aunque lo considera estadísticamente menos probable. “Pero si existiera”, afirmó, “lo mejor sería no tener contacto con ella. Las consecuencias para nosotros serían funestas, como lo fue para los indígenas americanos la llegada de los europeos”.

Caza sin piedad

En el mundo alienígena ideado por el científico, la vida no sería tan diferente de la que conocemos. Aquí se recrea cómo un gigantesco herbívoro es atacado por dos depredadores que lo matan con sus garras venenosas.

Hawking en la tercera fase

En el futuro es el título del documental de Discovery Channel (cuya emisión está prevista para este mes de septiembre) en el que Stephen Hawking especula sobre cómo serían los seres extraterrestres. El científico, que está convencido de la existencia de vida en otros planetas, asegura que en la mayoría de los casos se trataría de formas poco evolucionadas similares a los microbios terrestres. Pero Hawking no descarta que existan especies más avanzadas, similares a los mamíferos.

Ojos alienígenas

Igual que sus parientes terrícolas, los herbívoros alienígenas tendrían seguramente los ojos localizados en los laterales de la cabeza, lo que les proporcionaría un mayor campo de visión para detectar a los depredadores.

Aspiradores con patas

En un planeta de atmósfera similar a la nuestra, pero con una gravedad algo menor, Hawking ha especulado con la existencia de una fauna de herbívoros cuya boca sería una especie de trompa con la que aspirarían el suelo para conseguir alimento.

Panteras voladoras

El científico ha fantaseado con la existencia de unos carnívoros parecidos a los depredadores terrestres en su visión binocular y en sus cuerpos atléticos. La diferencia es que estos, además, poseerían unas membranas que les permitirían planear.

Alien a la romana
Una criatura parecida a un calamar en un hipotético océano subterráneo en Europa, la luna de Júpiter. Este satélite es el único cuerpo celeste conocido que podría albergar un mar así. De existir, sus habitantes serían parecidos a nuestros peces abisales.

Marcianos con aerofagia

En los grandes planetas gaseosos, como Júpiter y Saturno, sería factible imaginar la existencia de criaturas que fueran como gigantescos globos rellenos de gas, y que usarían la electricidad de los rayos como fuente de energía.

Extraterrestres de silicona

¿Todos los aliens deberían ser químicamente idénticos a nosotros? Hawking teoriza que para vivir en un planeta helado tendrían que ser mamíferos cuya composición orgánica se basara en hidrógeno líquido y silicio, en vez de agua y carbono.

Vicente Fernández López