Durante 9 meses, científicos del Hospital Infantil Federico Gómez en México DF analizaron a 23 niños, de entre 5 y 6 años,que recibían lecciones de música. Tanto al inicio del período de estudio, como al final, el cerebro de los pequeños fue analizado con imágenes con tensor de difusión (ITD). Los resultados, publicados en el marco de la Reunión Anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte,mostraron un aumento en la longitud de los axones en diferentes áreas del cerebro.
«Cuando un niño recibe clases de música – explica Pilar Dies-Suarez, líder del equipo responsable del estudio – , le pide a su cerebro que complete ciertas tareas. Estas tareas implican la audición, movimiento, cognición, emoción y habilidades sociales.Todas ellas parecen activar diferentes áreas cerebrales. Este estudio nos ha dado una mejor comprensión de cómo cambia el cerebro y dónde se producen estas nuevas conexiones”.
Pero las clases de música también podrían aplicarse a niños con autismo o con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). “Las clases de música – concluye el estudio – podrían convertirse en una opción para intervenir en los desórdenes antes mencionados y aunque se sabe que tienen un efecto positivo, nuestros resultados muestran que se podrían crear estrategias diseñadas específicamente para estas patologías”.
Juan Scaliter