El estado de Utah, en Estados Unidos, es el epicentro de la religión mormona, que cuenta con unos 15 millones de seguidores. Por lo tanto no es extraño que la Escuela de Medicina de la Universidad de Utah haya recurrido a este colectivo para estudiar cómo se manifiestan las creencias espirituales en el cerebro.

“Estamos empezando a entender de qué modo el cerebro participa en experiencias que los creyentes interpretan como espirituales, divinas o trascendentes – explica el autor principal del estudio Jeff Anderson, en un comunicado de la universidad–. En los últimos años, las tecnologías de imágenes cerebrales han llegado a un desarrollo tal que nos permiten abordar las preguntas que han existido durante milenios”.

Liderados por Anderson, los investigadores se propusieron determinar cuales son las redes cerebrales implicadas en representar los sentimientos espirituales en un grupo específico: los mormones. Para ello crearon un ambiente en el que se provocaba que los participantes “sintieran el Espíritu”. La identificación de este sentimiento de paz y cercanía con dios, es una parte importante de la vida de los mormones, que toman decisiones basadas en estos sentimientos.

Durante el estudio se realizaron imágenes con técnicas de Resonancia Magnética funcional (fMRI), a 19 miembros de esta iglesia (12 hombres y 7 mujeres jóvenes) que, durante una hora debían seguir diversas instrucciones, como responder a estímulos visuales y preguntas relacionadas con su iglesia.

Durante la primera parte, los voluntarios escuchaban citas, refranes o proverbios y luego se les preguntaba si sentían el espíritu. Sus respuestas podían ir desde “No lo siento” a tengo “sentimientos muy intensos”.

Basados en lasimágenes obtenidas con fMRI, los investigadores descubrieron que los sentimientos espirituales se asociaban con la activación en el núcleo accumbens, una región del cerebro que procesa el sentimiento de recompensa o gratificación. También se detectó que sus corazones latían más rápido y su respiración se profundizaba.

Además de los circuitos de recompensa del cerebro, los investigadores descubrieron que los sentimientos espirituales se asociaban con la corteza prefrontal medial, una región cerebral compleja que se activa en tareas que incluyen valoración, juicio y razonamiento moral. Finalmente, los sentimientos espirituales también activaron las regiones cerebrales asociadas con la focalización de la atención.

«La experiencia religiosa es, quizás, la parte más influyente de cómo las personas toman decisiones que nos afectan a todos, para bien y para mal – concluye Anderson –. Comprender lo que sucede en el cerebro para contribuir a esas decisiones es realmente importante. Todavía no sabemos si los creyentes de otras religiones responderán del mismo modo. Trabajos previos sugieren que el cerebro responde de manera muy diferente si se trata de prácticas meditativas y contemplativas propias de algunas religiones orientales, pero hasta el momento se sabe poco sobre la neurociencia de las religiones occidentales”. El estudio ha sido publicado en Social Neuroscience .

Juan Scaliter