En enero de 2015, Japón confirmaba el último caso de gripe aviar en humanos. Pero eso ha sido a costa de medidas extremas. A principios de diciembre nuevos brotes de la virulenta cepa H5, llevaron a sacrificar 550.000 aves de corral en la ciudad de Niigata y 23.000 patos en la prefectura de Aomori, al sur de Hokkaido.
Se trata del quinto sacrificio masivo este invierno en Japón con cientos de funcionarios que trabajan para prevenir la propagación de la enfermedad. Las autoridades han prohibido el transporte de aves de corral y productos avícolas en zonas cercanas a las fincas afectadas, mientras que esterilizan las carreteras principales que las conducen. En Corea del Sur se han tomado medidas similares, aunque las cifras ya sobrepasan los 10 millones.

Desafortunadamente el progreso ha sido lento, lo que ha llevado a una nueva matanza, esta vez de 32.310 pollos en una granja en la ciudad de Shimzu, en el norte de Hokkaido. A la dificultad de tratar de impedir una epidemia, se unen las condiciones de un invierno cada vez más presente con temperaturas que alcanzan los 20ºC bajo cero. Lo último que se sabe es del sacrificio de más de 200.000 aves en Hokkaido y que el gobierno local ha desplegado fuerzas de defensa en la región.

Juan Scaliter