A simple vista parece el hipopótamo que dibujaría un niño de tres años: se desplaza bajo el agua con sus ocho extremidades como si caminara. De su boca salen dos tentáculos que usa para alimentarse y los orgánulos de su piel le permiten cambiar no solo el color de su piel, sino que esta pase de dos a tres dimensiones, cambiando su textura.
Se trata de la Metasepia pfefferi, también conocida como Metasepia o en inglés sepia extravagante.
Recurre a los cambios de colores para comunicarse, camuflarse o cazar. Vive apenas un año y alcanza los 8 centímetros de longitud, al menos las hembras que son algo más grandes que los machos. Habita los mares de Australia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea.
Aquí lo puedes ver en plena acción gracias al Aquarium of the Pacific.

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Juan Scaliter