A este planeta le quedan 4.500 millones de años, como mucho. Si los cálculos no fallan, las reacciones nucleares que convierten hidrógeno en helio en el interior de nuestro sol se quedarán sin combustible y la estrella se expandirá, tragándose todo lo que haya a su alrededor. La Tierra incluida. Nuestra estrella, que es un enana amarilla -en realidad, es blanca aunque su luz se vea amarilla tras atravesar la atmósfera- se convertirá en una gigante roja. Como la estrella que estalla entre los colores captados por el Telescopio Espacial Hubble.
El astro está causando una conmoción dentro de la nebulosa Calabash, más conocida como la nebulosa del Huevo Podrido por su abundancia de azufre. Es la siguiente transición que espera a nuestro Sol. Y la definitiva, antes de dar a luz a una nebulosa y de convertirse en una enana blanca, extremadamente compacta.
No es habitual capturar una transición como esta en el espacio. Y mucho menos si se trata de un auténtico tarot astronómico que nos permite disfrutar de una visión tan salvajemente bella del futuro de nuestro vecindario galáctico.
Redacción QUO