El origen de los organismos terrestres debió de tener el aspecto de unas inmensas fallas valencianas. Al menos, en la visión del profesor de la Universidad de Tokio Yoichiro Kawaguchi. Junto a su equipo, este diseñador se ha propuesto crear una serie de robots que nos ayuden a comprender cómo se desarrollaron y sobrevivieron nuestros ancestros más lejanos.

De momento, ya ha presentado una colección de maquetas a las que irán dotando en los próximos dos años de sistemas que imiten los reflejos, la visión y la locomoción de seres reales. Cuando estén listas, su forma de interactuar podrá ofrecernos pistas acerca de los mecanismos que rigieron los albores de la evolución. Además, de paso, podrán perfeccionarse estrategias técnicas de reconocimiento, desplazamiento o huida para aplicarlas en el futuro a robots diseñados para misiones específicas.

Pilar Gil Villar