El IRSN, un organismo francés especializado en la detección de riesgos nucleares y radiológicos, ha alertado de que en las dos semanas finales de enero, se detectaron trazas de partículas radioactivas (concretamente yodo-131) en varias áreas de Europa, incluido el norte de España.

La estación de filtros de aire de Svanhovd, en Noruega, fue la primera en realizar esta medición. Poco después, el yodo-131 fue detectado en Laponia, y a lo largo de las dos semanas siguientes, también en Polonia, en La República Checa, Francia, Alemania y España. Aunque en estos últimos países los niveles fueron mucho menores. Pero, ¿de dónde proceden esas trazas radioactivas?

Los investigadores calculan que pueden proceder de Europa del Este, concretamente de la zona del Báltico donde podría haberse producido alguna fuga radioactiva. Aunque son solo especulaciones, ya que ni Rusia ni ningún país de la zona han informado sobre algún incidente de esa naturaleza.

En Quo nos pusimos en contacto con Eugeni Vives, de la Sociedad Nuclear española, quien nos comentó que, aunque no tenía noticias de esas detecciones realizadas, no parece que haya ningún peligro para la salud. “Lo isótopos de yodo-131, tienen una vida media de ocho días, así que a estas alturas ya deben haber desaparecido”, nos comentó.

Las estaciones que detectaron las trazas radioactivas forman parte del Ro5, el llamado Anillo de los cinco. Se trata de un organismo creado por científicos de Alemania, Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca, a principios de los 80, para medir los niveles de radioactividad en el aire. Tras el accidente de Chernobil, el grupo se abrió a más miembros, integrando actualmente a un total de veinte países, entre ellos España.

En nuestro territorio, este tarea la realizan una serie de laboratorios de alta sensibilidad que dependen del Centro de Seguridad Nuclear y que ya, en 2011, detectaron isótopos de yodio-131 en el País Vasco, originados por el accidente de Fukushima.

Vicente Fernández López