La extinción del Pérmico-Triásico, ocurrida unos 250 millones de años atrás, ha sido la mayor extinción ocurrida en la Tierra, terminó con la vida del 95% de los seres marinos y el 70% de los vertebrados terrestres.
Pese a ello, un nuevo estudio, publicado en Science Advances, revela que poco después del evento comenzó a florecer un importante ecosistema marino, algo que contradice la idea de que la recuperación de la vida fue lenta después del desastre. La afirmación se basa en unas 30 especies diferentes de fósiles descubiertos en Idaho, Estados Unidos. Entre los restos se hallaron evidencias de la presencia de depredadores como tiburones de hasta dos metros de largo, reptiles marinos, un crustáceo con ojos grandes y finas garras, criaturas semejantes a pulpos, esponjas (que se creían extintas 200 millones de años antes) y lo que podría ser el ictiosaurio más antiguo conocido, un reptil marino parecido a un delfín, que prosperó por 160 millones de año. Todo este ecosistema habría surgido “apenas” 1,3 millones de años después de la extinción.
Muchos científicos atribuyen la extinción a enormes erupciones volcánicas en Siberia que lanzaron grandes cantidades de gases tóxicos y de efecto invernadero, provocando un severo calentamiento global y grandes fluctuaciones en la composición química de los océanos.
Juan Scaliter