¿Cómo era nuestro planeta antes de que surgieran las placas tectónicas y los continentes que conocemos? Durante muchísimo tiempo, esa ha sido una de las cuestiones que más ha intrigado a los geólogos de todas las épocas y, ahora, estamos un poco más cerca de conocer la respuesta.

Según un nuevo estudio realizado por geólogos de la la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, parece ser que poco después de que la Tierra se formase y comenzara a enfriarse, la superficie de nuestro planeta estaba cubierta por una especie de cáscara que, cuando se resquebrajó, digo lugar a las placas tectónicas.

Hasta ahora, la teoría más aceptada (conocida como unitarianismo) era que las placas tectónicas ya existían casi desde el principio. Pero los resultados de este estudio suponen toda una revolución en el campo de la geología.

Los investigadores han llegado a esta conclusión estudiando algunas de las rocas más antiguas del mundo, que tienen una edad de 3.600 millones de años, y que se encuentran en Australia. En concreto se trata de dos tipos de rocas, unas de granito y otras de basalto, que suelen formarse durante las erupciones volcánicas y también en las regiones del suelo oceánico.

La tectónica de placas hace que el basalto se sumerja bajo la superficie de la Tierra donde se derrite, dando lugar a grandes formaciones de granito. Lo que sucede es que, cuando se produce este fenómeno, el basalto bajo tierra suele estar relativamente frío, y va ganando calor conforme se sumerge a más profundidad.

Pero, por el contrario, los análisis realizados indican que las rocas de Australia se formaron en unas condiciones en las que la temperatura y la presión eran muy elevadas, incluso a poca profundidad. Y el escenario ideal para que dichas condiciones se dieran, según los autores del estudio, es que el planeta estuviera cubierto por una especie de cáscara sólida pero permeable que, al romperse dio origen a las placas tectónicas y, con ellas, a los actuales continentes.

Vicente Fernández López