El premio Abel que concede anualmente la Academia Noruega de las Ciencias y las Letras está considerado como el Nobel de las matemáticas. Y este año ha ido a parar a las manos del francés Yves Meyer por su contribución al desarrollo de la llamada teoría de ondículas, que fue originalmente postulada por el geofísico Jean Morlet.
Básicamente, el trabajo del matemático francés permite descomponer imágenes y sonidos en números, lo que sirve para poner de manifiesto cualquier irregularidad existente en sus patrones y corregirla, mejorando su calidad. Esto tiene múltiples aplicaciones en campos como la computación, la medicina, la astronomía y hasta en el cine digital.
Entre ellas permite, por ejemplo, reducir el ruido existente en las imágenes que se toman en las pruebas diagnósticas, o en las que captó el telescopio Hubble de las ondas gravitacionales generadas por la colisión de dos agujeros negros.
Vicente Fernández López