Su nombre es Baby Louie y fue descubierto en una formación rocosa en la provincia China de Henan, en 1993. En aquellos tiempos, los granjeros locales encontraron decenas de miles de huevos fosilizados, como Baby Louie, y los vendieron al mejor postor. El protagonista de esta historia tuvo la suerte de llegar al Museo de Niños de Indianapolis en 2001.
«Este fósil en particular – explica Lü Junchang, uno de los autores del estudio, en un comunicado – estuvo fuera del país por más de 20 años y su regreso a China finalmente nos permitió estudiarlo adecuadamente y nombrar a una nueva especie de dinosaurio, Beibeilong sinensis o dragón bebé de China”.
De acuerdo al estudio, publicado en Nature Communications, Baby Louie vivió hace unos 90 millones de años.Era un oviraptorosaurio, un tipo de dinosaurio con plumas, con alas y pico, estrechamente relacionado con las aves. Los autores deducen, por el tamaño del huevo (45 centímetros de largo y 5 kilos de peso) y sus “parientes” más cercanos, que medía unos 8 metros de largo y pesaba unas tres toneladas.
También se estudiaron otros huevos similares a Baby Louie, y los datos permiten afirmar que se trata de algunos de los más grandes conocidos. Muchos se hallaban en nidos que llegaban a medir tres metros de diámetros.
Gracias a que en el pasado se hallaron fósiles de parientes más pequeños del Beibeilong sinensis, sentados cuidando de su nidada, los autores describen la nueva especie gigante de oviraptorosaurios como el dinosaurio más grande conocido que se sentaba en su nido y cuidaba a sus crías.
«Durante muchos años fue un misterio qué tipo de dinosaurio había puesto estos enormes huevos y había construido nidos de este tamaño – concluye Darla Zelenitsky, coautora del estudio –. Gracias a este fósil, ahora sabemos que estos huevos fueron colocados por un oviraptorosaurio gigantesco. Debió ser todo un espectáculo ver un animal de tres toneladas sentado mientras anidaba”.
Juan Scaliter