Un grupo de expertos de la universidad belga de Gante se hicieron una pregunta: ¿cuan tan importante es el carisma en un líder? Sus resultados, publicados en Journal of Personality and Social Psychology, muestran que si bien en un nivel moderado es importante, demasiado puede obstaculizar la eficacia.

«Nuestros hallazgos – explica la principal autora del estudio, Jasmine Vergauwe – sugieren que las organizaciones podrían considerar la selección de candidatos con niveles de carisma de rango medio en roles de liderazgo, en lugar de líderes extremadamente carismáticos”.
El equipo de Vergauwe se basó en el test de carisma de 56 preguntas ideado por el Hogan Development Survey (Encuesta de Desarrollo Hogan), un instrumento usado para evaluar la personalidad de líderes. El grupo carismático se centra en cuatro tendencias de la personalidad: atrevida, traviesa, colorida e imaginativa. Para confirmar el test como una medida válida, los investigadores compararon las puntuaciones de 204 líderes que lo completaron y lo compararon con las calificaciones de sus subordinados.
Una vez confirmada la validez, los investigadores compararon las puntuaciones que obtuvieron cerca de 666 líderes empresariales y la que hacían de ellos 1.659 pares y 2.020 subordinados. Y lo que descubrieron fue que a medida que el carisma aumentaba, también seincrementaba la efectividad percibida, pero sólo hasta cierto punto. En un determinado momento, la efectividad percibida comenzó a disminuir.

«Los líderes con personalidades carismáticas bajas y altas – añade Filip De Fruyt, coautor del estudio – eran percibidos como menos eficaces que los líderes con niveles moderados de carisma”.
El análisis posterior de los datos sugiere que el punto en el que la relación entre el carisma y la eficacia se debilita es la capacidad negativa para hacer frente a los acontecimientos estresantes.

«Mientras que la sabiduría convencional sugiere que los líderes altamente carismáticos podrían fallar por razones interpersonales como la arrogancia y el egocentrismo – afirma Vergauwe –, nuestros hallazgos sugieren que los comportamientos relacionados con el negocio, más que el comportamiento interpersonal, impulsan las evaluaciones de efectividad del líder”. El estudio es importante para las personas que trabajan en recursos humanos y buscan contratar personal con altas dosis de liderazgo y responsabilidad. Pero también en el ámbito político y deportivo. Para aquellos que se encuentran en los extremos del carisma, hay solución. “Los líderes altamente carismáticos – concluye De Fruyt – obtendrían el mayor beneficio de un programa de entrenamiento enfocado en atender las demandas operacionales, como asistir en las operaciones cotidianas y administrar un flujo de trabajo ordenado.Por su parte, los líderes con poco carisma, se beneficiarían de la capacitación en un comportamiento más estratégico, como pasar más tiempo y energía en la planificación a largo plazo, teniendo una perspectiva más amplia del negocio en su conjunto, cuestionando el statu quo y creando un ambiente seguro para probar cosas nuevas”.

Juan Scaliter