Los astrónomos utilizan el término sistema binario para referirse a dos estrellas que están tan próximas entre sí que orbitan alrededor de un centro de masas común. Se trata de algo bastante frecuente en el Universo, lo que ha motivado que algunos investigadores se pregunten si el Sol en algún momento pudo formar parte de uno de esos sistemas.

Ahora, un equipo de investigadores de las Universidades de Harvard y Berkeley, han realizado un estudio cuyos resultados sugieren que todas las estrellas nacen formando sistemas binarios (lo que implica que tiene un «gemelo») y que nuestro Sol no sería una excepción.

Con ayuda del observatorio astronómico Very Large Array, en nuevo México, los científicos estudiaron estrellas binarias en la constelación de Perseo, y descubrieron que las que están separadas por una distancia de 500 Unidades Astronómicas o más (cada una equivale a quinientas veces la distancia media que separa la Tierra del Sol) son las más jóvenes, mientras que en las de menos edad la distancia de separación es menor.

Usando modelos matemáticos, los investigadores han llegado a la conclusión de que en un momento dado, el 60% de las estrellas se separaron de sus gemelas. Y eso, según su estudio, pudo ser lo que le pasó a nuestro Sol. Pero, entonces, ¿dónde está su gemelo?

Los autores del estudio recuperan así la llamada hipótesis de Némesis, que fue propuesta en 1984 por el físico R. A. Muller. El científico bautizó con ese nombre (en honor a la diosa de la venganza) al hipotético hermano gemelo de nuestro «astro rey», que podría haberse convertido en una enana marrón aún no descubierta. Años después, en 2010, un equipo de investigadores del MIT propuso que Némesis podría haber sido responsable del gran cataclismo que provocó la extinción de los dinosaurios, aunque esa hipótesis fue recibida con muchas reservas por la comunidad científica.

Ahora, en su nuevo estudio, los científicos de Harvard y Berkeley proponen que la órbita de Némesis se separó de la del Sol hace muchísimo tiempo, y que el gemelo de nuestra estrella se perdió para siempre iniciando un viaje que le llevó lejos de nosotros.

Por supuesto, los investigadores aclaran que los resultados de sus modelos necesitan ser replicados en nuevos experimentos que los confirmen.

Fuente: Popular Science.

Vicente Fernández López