Después de un retraso de dos años a consecuencia de un problema técnico, la misión InSight vuelve a calentar motores. Y nunca mejor dicho, ya que la NASA tiene previsto enviar un vehículo robótico a Marte con el fin de que realizar estudios sísmicos y geológicos del Planeta Rojo el próximo año. En un principio, su viaje estaba previsto para la primavera del 2016, pero se tuvo que suspender a consecuencia de varias fugas en la esfera de vacío que alberga el instrumento sísmico del equipo de la misión. Debido a que las órbitas relativas del planeta rojo y la Tierra no eran idóneas, se vieron obligados a retrasarla hasta 2018. Esto se debe a que Marte está más lejos del Sol que la Tierra. Como su movimiento orbital es más largo, nuestros planetas tardan 26 meses en volver a alinearse.
Una vez llegue a su destino (sobre el mes de noviembre), el objetivo será completamente pionero. A diferencia de las visitas previas al Planeta Rojo, en esta ocasión no solo se analizarán cráteres o rocas, sino que se estudiará la parte subterránea de Marte, la más desconocida hasta ahora. Aquí es donde entran en juego dos nuevas máquinas que la NASA trasladará hasta allí: un sismógrafo de última generación y una sonda de calor capaz de excavar tres metros con el fin de medir cuánta energía proviene del interior del planeta.
El objetivo de la misión es tratar de entender mejor cómo se formaron planetas como Mercurio, Venus, la Tierra o Marte. Este último da una ventaja especial a este tipo de investigación ya que, a diferencia de la Tierra, la tectónica de placas no parece estar activa. Según explica Bruce Banerdt, investigador principal de InSight en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, «dado que la zona subterránea de Marte ha sido menos manipulada que la de la Tierra estos últimos tres mil millones de años, es posible que el planeta aún conserve pruebas mejor conservadas sobre la infancia de los planetas rocosos».
Vía | seeker.com
Dado que Marte se encuentra a mayor distancia del Sol que la Tierra, su movimiento orbital es más largo, por lo que los planetas azul y rojo tardan 26 meses en volver a alinearse.
El Directorio Científico de Misiones aprobó esta semana que el lanzamiento de la nave a Marte se lleve a cabo el 5 de mayo de 2018, con lo que está previsto que llegue al planeta rojo el 26 de noviembre de ese mismo año, informó la NASA en un comunicado.
«Nuestros exploradores científicos robóticos, como InSight, están abriendo camino a un ambicioso viaje para mandar a humanos al planeta rojo», afirmó Geoff Yoder, administrador asociado en funciones del Directorio Científico de Misiones de la NASA.
«Es gratificante ver que estamos avanzando en esta importante misión para ayudarnos a entender mejor los orígenes de Marte y todo los planetas rocosos, incluida la Tierra», agregó.
El instrumento sísmico del robot que se mandará en la misión, capaz de medir movimientos del tamaño del radio de un átomo de hidrógeno, requiere un hermetismo total en torno a sus tres sensores principales para soportar las duras condiciones de Marte.
El presupuesto de la NASA para la misión InSight es de 675 millones de dólares, y el rediseño del instrumental debido a la avería detectada y el retraso en dos años en su lanzamiento han costado otros 153 millones de dólares, según la agencia aeroespacial.
El objetivo de la misión InSight es medir los movimientos sísmicos de Marte para ayudar a los astrónomos a entender los temblores y el interior del planeta rojo, ya que la mayor parte de la información que de él se dispone hoy en día corresponde a la superficie.
En 2011 la NASA envió a Marte el Curiosity, el vehículo más pesado (899 kilos) que nunca ha llegado a ese planeta, que aportó las primeras evidencias de moléculas orgánicas en la superficie del planeta y que aún está operativo.
Rafael Mingorance