Un nuevo estudio que relaciona los mayores niveles de contaminación atmosférica con el aumento de la delincuencia juvenil señala la importancia del aire limpio y la necesidad de más espacios verdes en la zonas urbanas.
Las diminutas partículas de contaminación llamadas partículas de materia 2.5 (PM2.5 por sus siglas en inglés), son 30 veces más pequeñas que una hebra de cabello y extremadamente dañinas para la salud, según Diana Younan, autora principal del estudio.
«Estas diminutas partículas tóxicas – explica Younan en un comunicado –, se filtran en el cuerpo y afectan los pulmones y el corazón. Diferentes estudios muestran que la exposición a diversos contaminantes del aire también causa inflamación en el cerebro. El PM2.5 es particularmente dañino para los cerebros en desarrollo porque puede dañar la estructura cerebral y las redes neuronales y, como nuestro estudio sugiere, influir en el comportamiento de los adolescentes”.

El estudio, publicado en Journal of Abnormal Psychology, sugiere que la contaminación del aire puede aumentar el comportamiento delictivo entre los jóvenes de 9 a 18 años. Los investigadores señalaron que los efectos se ven agravados por las malas relaciones entre padres e hijos y la angustia mental y social de los padres.
«Estudios previos realizados por otros investigadores han demostrado que la exposición temprana al plomo altera el desarrollo cerebral y aumenta el comportamiento agresivo y la delincuencia juvenil – añade Younan –. Es posible que crecer en lugares con niveles insalubres de partículas pequeñas libre pueda tener resultados conductuales negativos similares, aunque se necesita más investigación para confirmarlo. Tanto el plomo como el PM2.5 son factores ambientales que podemos solucionar mediante un esfuerzo de intervención concertado y un cambio de política”.
El estudio siguió analizó 682 menores en áreas suburbanas de la ciudad de Los Ángeles durante nueve años, desde que tenían 9 años. Los padres completaron una lista de control del comportamiento cada pocos años y señalaron si su hijo había participado en uno o más de 13 comportamientos entre los que se encuentran engañar, robar, absentismo escolar, vandalismo, incendio premeditado o abuso de sustancias.
Los investigadores utilizaron 25 monitores de calidad del aire para medir la contaminación atmosférica diaria en el sur de California de 2000 a 2014. Calcularon la dirección residencial de cada participante y usaron modelos matemáticos para estimar los niveles ambientales de PM2.5 fuera de cada hogar. Alrededor del 75% de los participantes convivían con niveles que excedían los parámetros recomendados de 12 microgramos por metro cúbico. Algunas áreas tenían casi el doble de la cantidad recomendada de estas partículas.
Los resultados también mostraron que los malos comportamientos asociados con el aumento de los niveles de contaminación del aire exterior se magnificaban cuando los niños no tenían buenas relaciones con sus padres, vivían con madres deprimidas o crecían en hogares con niveles más altos de estrés parental.
Es necesario aclarar que la región en la que se llevó a cabo el estudio, es una zona con altos índices de desempleo y problemas de delincuencia. Aún así, los autores señalan que los parámetros se ajustaron para contemplar esto, pero no se llevó a cabo un análisis similar en zonas con ingresos más altos.

Juan Scaliter