Como el sauroposeidón, con 60 toneladas de peso. El paleontólogo australiano Roger Seymour piensa que: “Hacerlo en el agua sería la solución para unos animales tan pesados”. Pero esa tesis no acaba de convencer. Fidel Torcida y García Ramos coinciden al afirmar que: “Los humanos podemos realizar el coito en el agua, pero no es una práctica habitual en nuestros hábitos reproductores. Igual pasa con los dinosaurios. Tal vez pudieran copular en un medio líquido, pero, al no ser seres acuáticos, no parece que fuera normal”.
¿Cómo solucionaban entonces el problema? La respuesta puede estar en un descubrimiento realizado por Sarah Werning, investigadora de la Universidad de Berkeley (California). Analizando restos de hembras jóvenes encontró unos depósitos de calcio en los huesos de la médula que solo se producen antes del desove. Esto implica que entre los dinosaurios había embarazos adolescentes y que eran sexualmente precoces: se apareaban antes de alcanzar su tamaño máximo. “Tal vez estas especies tan enormes solo copulasen en su juventud”, afirma Werning. “De todas formas, se apareasen a la edad que fuera, seguro que lo hacían como los puercoespines… con cuidado”, bromea Stuart Landry, biólogo de la Universidad de Nueva York. “Por su tamaño y sus garras, con ellos no podía valer lo de aquí te pillo, aquí te mato. Debían de necesitar mucho tiempo para acoplarse sin hacerse daño”. Pero surgen otras teorías asombrosas. La más escandalosa es la propuesta por el paleontólogo Bruce M. Rothschild. Existen unos huesos con marcas de dientes similares a los “mordiscos de amor” que las leonas lucen tras apa­rearse. Pertenecen a un tiranosaurio, y Rothschild cree que podría ser un macho; hasta lo ha bautizado Stan. “Si Stan era una hembra, no habría nada raro. Pero si es un macho, hay que plantearse que pudieron existir otros hábitos sexuales hace 65 millones de años”, afirma. Una hipótesis que ha causado perplejidad. “¿Dinosaurios gay?”, se pregunta Fidel Torcida, asombrado. “Solo podemos especular sobre cómo era la vida sexual de estos animales. ¿Pero no estaremos especulando demasiado?”

Redacción QUO