Expertos en nutrición de la Universidad de Toronto, liderados por Lana Vanderlee, han realizado un estudio que señala la necesidad de que el gobierno canadiense prohíba la venta de comida basura a los niños, imponga límites más estrictos a los nutrientes insalubres añadidos a los alimentos e imponga un «impuesto a las bebidas azucaradas».

El estudio, denominado Food-EPI, examina el progreso de Canadá en medidas de reducción de la obesidad en comparación con otros países. Se trata de una necesidad más que de una inciativa, teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud señala que la obesidad entre los niños y los adolescentes se ha multiplicado por 10 en las últimas cuatro décadas.

Los resultados afirman que Canadá se desempeñaba bien en algunas medidas importantes, como el liderazgo político para apoyar la alimentación saludable y la transparencia en el desarrollo de políticas alimentarias, pero también subraya disparidades notables entre las provincias canadienses. Mientras Quebec tiene las políticas alimenticias más progresivas, incluida una restricción de la comercialización de comida basura a los niños,algunas otras provincias que no hacen tanto para proteger a los residentes. De hecho las comidas y bebidas que se pueden vender en las escuelas varían según las provincias y los territorios.

«Incluso si cumplimos con las mejores prácticas en algunas áreas, no debemos ser complacientes – explica Vanderlee en un comunicado –. Canadá no tiene impuestos sobre alimentos poco saludables, como las bebidas azucaradas, a pesar de que la evidencia de otros países sugiere un impacto positivo en lo que a obesidad respecta. Si no avanzamos en este frente, nos vamos a quedar atrás”.

México, que tiene algunas de las tasas de obesidad infantil más altas del mundo, está teniendo éxito con un impuesto a las bebidas azucaradas, y otros países están haciendo lo mismo. El Reino Unido está a punto de implementar dicho impuesto, y Sudáfrica acaba de anunciar uno.
«La mayor parte de la evidencia indica que las bebidas azucaradas se encuentran entre los mayores contribuyentes al consumo de azúcar y juegan un papel importante en el aumento de peso – concluye Vanderlee –. Uno no se siente tan lleno si bebe las calorías necesarias, como si beber no fuera suficiente y hubiera que comer también. Esto hace que sea fácil consumir una gran cantidad de azúcar en poco tiempo. Sabemos que el marketing para los niños cambia lo que quieren comer y lo que les piden a sus padres. Y sabemos que son los alimentos no saludables los más comercializados para los niños”.

Juan Scaliter