En un estudio publicado en Genome Medicine, un grupo de expertos liderado por Martin Widschwendter, describe un nuevo marcador que podría usarse para diagnosticar el cáncer de mama fatal hasta un año antes que los métodos actuales. El equipo de Widschwendter descubrió que una región de ADN llamada EFC # 93 mostraba patrones anormales de metilación del ADN en muestras de cáncer de mama. Es importante destacar que estos patrones están presentes en el suero sanguíneo antes que el cáncer sea detectable.
“Por primera vez – señala Widschwendter en un comunicado –, un estudio proporciona evidencia de que los marcadores de metilación del ADN en el suero sanguíneo,proporcionan un indicador muy específico que podría diagnosticar el cáncer de mama fatal hasta un año antes que los diagnósticos actuales. Así, el tratamiento, podría incluso comenzar en ausencia de evidencia radiológica. Encontramos que la presencia de metilación del ADN EFC # 93 en el suero sanguíneo identificó correctamente al 43% de las mujeres que llegaron a ser diagnosticadas con cáncer de mama fatal en un plazo de tres a seis meses antes, así como el 25% de las mujeres que fueron diagnosticadas dentro de los seis a doce meses posteriores a la toma de muestras «.
Para evaluar si EFC # 93 puede diagnosticar a las mujeres con un mal pronóstico antes (es decir, antes de que el cáncer sea detectable), los autores analizaron muestras de suero de 925 mujeres sanas, 229 de las cuales desarrollaron el tumor, mientras otras 231 de ellas desarrollaron formas no letales de cáncer de mama no fatal, en los primeros tres años de donar muestras de suero.
“El marcador de metilación del ADN sérico EFC # 93 – concluye Widschwendter – identificó correctamente al 43% de las mujeres seis meses antes del diagnóstico de cáncer de mama y también al 88% de las mujeres que no desarrollaron cáncer de mama”.
Los autores advierten que la falta de muestras de suero apropiadas es una limitación clave de este tipo de estudio. Las muestras que no se procesan inmediatamente o no se recogen en tubos especiales contienen grandes cantidades de ADN de «fondo» filtrado por los glóbulos blancos, lo que hace que sea difícil detectar pequeñas cantidades de ADN del tumor.
Juan Scaliter