Investigadores de la Universidad Estatal de Florida, liderados por Stephanie Pau, han analizado, a lo largo de 28 años los bosques tropicales de la isla Barro Colorado de Panamá. Los resultados, publicados en Global Change Biology, muestran que el aumento en las tasas de dióxido de carbono, influye en la producción de flores de esta región.
“Es realmente notable – explica Pau en un comunicado –. En las últimas décadas, hemos visto temperaturas que se incrementan y cifras de dióxido de carbono en aumento. Nuestro estudio descubrió que este bosque tropical ha respondido a dichos incrementos produciendo más flores”.
Los hallazgos de Pau sugieren que los bosques tropicales, que han evolucionado durante milenios para florecer en condiciones cálidas y ecuatoriales, pueden ser más sensibles a los cambios climáticos de lo que algunos expertos pensaban. El equipo liderado por Pau evaluó un registro de material vegetal recolectado y archivado por investigadores en la isla durante más de 28 años. Luego examinaron cómo una gran cantidad de factores, como la temperatura, la lluvia, la luz y eldióxido de carbono, parecían afectar la actividad anual de floración y la duración de la floración de las diferentes especies presentes en el bosque. Pero uno de estos factores destacó entre el resto: el dióxido de carbono.
Las plantas convierten el CO2 atmosférico en energía en forma de azúcares, que pueden usar para alimentar importantes procesos vitales. A medida que se libera más dióxido de carbono a la atmósfera, las plantas tienen la oportunidad de producir mayor energía. Pero a medida que las concentraciones de dióxido de carbono sigan subiendo, los bosques tropicales pueden continuar experimentando nuevos y sorprendentes cambios ecológicos.
“Las especies tropicales en general pueden ser más sensibles de lo que esperábamos – concluye Pau –, pero no todas responden de la misma manera. Este es el tipo de tendencias que solo podemos identificar con registros a largo plazo como el utilizado en nuestra investigación”.
Juan Scaliter