Los humanos modernos coexistieron y se cruzaron no solo con los neandertales, sino también con otra especie, los denisovanos, llamados así porque los restos analizados en 2010 se encontraron en Denísova, Siberia.
Gracias a un nuevo método de análisis que permite comparar genomas enteros entre humanos modernos y poblaciones de denisovanos, un equipo de expertos, liderados por Sharon Browning, descubrió dos episodios distintos de mezclas genéticas, lo que sugiere una historia genética más diversa de lo que se pensaba anteriormente entre los denisovanos y los humanos modernos.

En un artículo publicado en Cell, el equipo de Browning señala que dos grupos de humanos -individuos de Oceanía e individuos del este de Asia- tienen ascendencia denisovana, pero que esta es notoriamente diferente, lo que indica que hubo dos episodios separados de mezcla entre ambos.
«Lo que ya se sabía era que los individuos de Oceanía, especialmente los papúes, tienen cantidades significativas de ascendencia de denisovanos – explica Browning –, aproximadamente un 5%. Pero en este nuevo estudio con asiáticos del este, encontramos un segundo conjunto de ascendencias que desconocíamos, en los habitantes del sudeste de Asia”.

Después de estudiar más de 5.600 secuencias de genomas de individuos de Europa, Asia, América y Oceanía y compararlos con el de los denisovanos, Browning llegó a la conclusión de que el genoma de estos últimos está más estrechamente relacionado con la población moderna del este asiático que con los modernos papúes.

«La suposición – añade Browning – es que los encuentros entre denisovanos y humanos se produjeron poco después de que los humanos se mudaron de África, hace unos 50.000 años, pero no sabemos dónde ocurrió. Nuestra teoría es que antepasados de los habitantes de Oceanía se mezclaron con un grupo sureño de denisovanos mientras que los ancestros de los asiáticos orientales se mezclaron con un grupo del norte”.

Nuestro experto, José María Bermúdez de Castro, hace un análisis sobre la importancia de esta investigación en su blog.

Juan Scaliter