Al ver a ballenas y elefantes marinos, sería lógico pensar que en el mar, los mamíferos pueden crecer casi de modo ilimitado. Pero un reciente estudio, realizado por expertos de la Universidad de Stanford, señala que el crecimiento de los mamíferos es más limitado en el agua que en tierra firme.
El hallazgo contrasta con las teorías anteriores que sugerían que la presión sobre el tamaño corporal debería ser más relajada en el agua, quizás debido a que los animales pueden flotar allí, en lugar de que sus piernas soporten su peso.
Los investigadores, liderados por Will Gearty y Jonathan Payne, descubrieron que el tamaño de los mamíferos acuáticos está limitado por la necesidad de retener el calor y las dificultades para obtener suficientes alimentos para sobrevivir. El estudio se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
“Muchos consideran que el agua ha sido una liberación para los mamíferos – explica Payne en un comunicado –, pero lo que estamos viendo es que en realidad es más restrictivo. No es que el agua te permita ser un gran mamífero, sino que tienes que ser un gran mamífero para estar en el agua; no tienes otras opciones”.
Aunque los mamíferos que viven en el agua comparten una forma corporal similarmente oblonga, no todos están estrechamente relacionados. Las focas y los leones marinos están emparentados con los perros, los manatíes comparten ancestros con los elefantes, y las ballenas y los delfines con los hipopótamos y otros mamíferos con pezuñas.
Para obtener más información sobre cómo estos grupos de mamíferos terrestres adquirieron su contorno característico al adaptarse al mar, los investigadores analizaron masas corporales de 3.859 especies de mamíferos vivos y de 2.999 fósiles.
A partir de este análisis, los científicos fueron capaces de afirmar que, una vez que los animales terrestres se adaptaron al agua, evolucionaron rápidamente hacia su nuevo tamaño. Así, si las nutrias son la excepción en uno de los extremos, las ballenas lo son en el extremo opuesto. Estos cetáceos gastan mucha menos energía en alimentarse que sus contrapartes dentadas porque filtran toda su comida, lo que las hace más eficientes y les permite crecer más.
«El cachalote parece ser el animal más grande que se puede obtener sin una nueva adaptación – concluye Gearty –. La única forma de llegar a ser tan grande como una ballena es cambiar por completo el modo de alimentarse”.
Juan Scaliter