El cáncer es una enfermedad muy diversa: algunos tumores son más agresivos y más resistentes a la quimioterapia que otros. Eso hace que los expertos busquen permanentemente nuevas herramientas de diagnóstico, pronóstico y tratamiento, que les permitan predecir los resultados y tratar a los pacientes de una manera más personalizada.
Ahora, un equipo de especialistas liderado por Mónica Bettencourt Dias, del Instituto Gulbenkian de Ciencia (IGC, Portugal), descubrió importantes características de las células cancerosas que pueden ayudar a los médicos a combatir el cáncer.

El equipo de Bettencourt Dias observó que la cantidad y el tamaño de unas pequeñas estructuras dentro de nuestras células, llamadas centríolos, aumentan en los subtipos más agresivos de cáncer.
Los centríolos son unas de 100 veces más pequeños que la sección transversal de un cabello y se les reconoce como el «cerebro» de la célula, ya que desempeñan papeles cruciales en la multiplicación, el movimiento y la comunicación celular. Su número y tamaño están altamente controlados en las células normales. Desde su descubrimiento, hace más de un siglo, se ha propuesto que un aumento anormal en el número de estas estructuras puede inducir cáncer.

Los investigadoresdel ICG analizaron unas 60 líneas de cáncer humano procedentes de 9 tejidos distintos. Sus resultados, publicados en Nature Communications, revelaron que las células cancerosas a menudo tienen centríolos extra y más largos, que las células normales. Es importante destacar que el equipo de investigación observó que esta abundancia anormal de los centríolos es más frecuentes en los tumores de pecho agresivos, como el triple negativo, y en el cáncer de colon. Además, el equipo de Bettencourt Dias descubrió que los centríolos más largos son excesivamente activos, lo que perturba la división celular y podría favorecer la formación de cáncer.

«Nuestros datos – concluye Bettencourt Dias en un comunicado – confirman que el número irregular y el tamaño de los centríolos dentro de las células, se asocia con características malignas. Este hallazgo puede ayudar a establecer una forma de clasificar los tumores para establecer el pronóstico y predecir la respuesta al tratamiento”.

Juan Scaliter