La moneda digital más famosa del mundo, Bitcoin, aumenta cada vez más sus demandas de electricidad, algo que ha atraído casi tanta atención como el fluctuante valor de la criptomoneda. Pero estimar exactamente cuánta electricidad requiere, algo necesario para comprender su impacto, sigue siendo un desafío. En el primer artículo rigurosamente revisado por pares (peer review) que cuantifica las necesidades energéticas de Bitcoin, el economista financiero y especialista en blockchain, Alex de Vries, utiliza una nueva metodología para determinar hacia dónde se dirige el consumo de energía eléctrica de Bitcoin y qué tan pronto podría llegar allí.

Bitcoin depende de los ordenadores que, a través de complejos algoritmos, evitan las duplicaciones y las falsificaciones. Al mismo tiempo, los ordenadores realizan cálculos continuamente, compitiendo por la posibilidad, una vez cada diez minutos, de ser nombrados para crear el siguiente bloque de transacciones en la cadena. El usuario que gana recibe 12.5 monedas nuevas, un proceso conocido como «minería» de Bitcoin. Pero todo el tiempo, incluso los usuarios que no ganan, están utilizando (léase gastando) poder de cómputo. “Están generando números todo el tiempo – explica de Vries – y las máquinas precisan electricidad para ello. Pero si alguien quiere obtener una porción más grande del pastel, necesita aumentar el poder computacional, así que hay un gran incentivo para que la gente gaste más de mayor potencia”.
De acuerdo con las estimaciones, publicadas en la revista Joule, el uso actual mínimo de la red de Bitcoin se sitúa en 2.55 gigavatios por hora, lo que significa que usa casi tanta electricidad como Irlanda y una décima parte de lo que utiliza España, según nos explica por correo electrónico de Vries, quien ha obtenido sus datos del informe IEA. Una sola transacción usa tanta electricidad como un hogar promedio en Holanda en un mes. Para fines de este año, predice que la red podría estar utilizando hasta 7.7 gigavatios, tanto como Austria y un 0,5% del consumo total mundial.

“Para mí – concluye de Vries – este medio por ciento ya es bastante impactante. Es una diferencia extrema en comparación con el sistema financiero regular, y esta creciente demanda de electricidad definitivamente no nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos climáticos”.
Si el precio de Bitcoin continúa aumentando del modo en que algunos expertos lo han predicho, de Vries cree que la criptomoneda algún día podría consumir hasta el 5% de la electricidad mundial.

Juan Scaliter