Unos 7.000 años atrás, algo extraño parece haberle sucedido a los hombres: a lo largo de dos milenios, su diversidad genética -específicamente, la diversidad de sus cromosomas Y- colapsó. Tan extremo fue ese evento que fue como si solo quedara un hombre por cada 17 mujeres.

Los antropólogos y biólogos no encontraban un motivo para ello, pero un reciente estudio, publicado en Nature Communications, parece haber dado con la razón. Investigadores de la Universidad de Stanford, liderados por Tian Chen Zeng, creen que fue el resultado de generaciones de guerras entre clanes.

El equipo de Zeng señala que, en aquellos tiempos, las estructuras sociales estaban cambiando. Después del inicio de la agricultura, hace unos 12,000 años, las sociedades se organizaron cada vez más en torno a grupos de parentesco extendidos, muchos de ellos clanes patrilineales, en los que casi todos los miembros descendían de un mismo hombre. Los investigadores plantearon la hipótesis de que las guerras, si eliminaban repetidamente clanes enteros, también eliminarían un buen número de linajes masculinos y, en el proceso, sus singulares cromosomas Y.

Para poner a prueba estas ideas, el equipo liderado por Zeng, recurrió a modelos matemáticos y simulaciones por ordenador en las que los hombres luchaban (y morían) enfrentados por los recursos que sus clanes necesitaban para sobrevivir. Como esperaba el equipo, las guerras entre los clanes patrilineales redujeron drásticamente la diversidad del cromosoma Y a lo largo del tiempo, mientras que el conflicto entre clanes no patrilineales -grupos donde tanto hombres como mujeres podían moverse entre clanes- no lo hizo.

Juan Scaliter