Los guppy o pez millón (Poecilia reticulata) machosexpuestos a depredadores en la naturaleza o en cautiverio, tienen cerebros más pesados que aquellos que viven en condiciones relativamente libres de predadores. Esa es la conclusión de un estudio publicado en la revista Functional Ecology.
Un grupo de expertos, liderados por Adam Reddon y Laura Chouinard-Thuly, tomaron muestras de guppys de dos ríos en el norte de Trinidad. En cada río, los guppys viven sobre una cascada, un lugar que solo ellos y algunas otras especies pequeñas de peces, han logrado colonizar, y debajo de la caída, donde hay muchos depredadores.
«Los guppys ofrecen un excelente modelo para la investigación evolutiva porque han colonizado múltiples ríos independientes donde están expuestos a una variedad de condiciones diferentes” – explica Reddon en un comunicado –. Estábamos particularmente interesados en descubrir cómo han evolucionado los cerebros de estos peces para enfrentar los desafíos de vivir bajo la amenaza de la depredación”.
Los investigadores analizaron si había diferencias en la masa cerebral relativa entre guppys silvestres y descubrieron que los machos recolectados en sitios de alta depredación tenían, en promedio, cerebros un 17% más pesados en comparación con los machos de baja depredación. Los guppies femeninos, por el contrario, no mostraron este patrón.
Para probar los orígenes de estos hallazgos, los expertos llevaron a cabo un experimento de laboratorio en el que expusieron a los guppies jóvenes a señales de riesgo de depredación.
«El cerebro es un órgano altamente maleable y las experiencias tempranas en la vida pueden dar forma a su desarrollo. Queríamos ver si el efecto de depredación que detectamos en los guppys machosen la naturaleza podría deberse a experiencias en sus primeras etapas de vida”, añade Chouinard-Thuly
Los peces fueron expuestos a un depredador ubicado en un acuario adyacente durante cinco minutos, cinco veces a la semana durante los primeros 45 días de su vida. Los investigadores también agregaron los aromas de los depredadores. Los resultados mostraron que los machos expuestos a las señales de los depredadores durante el desarrollo, tenían cerebros un 21% más pesados que el grupo de control.
Los machos son más coloridos y atractivos para los depredadores. Los resultados sugieren que un cerebro más grande es una ventaja ante la mayor amenaza de depredación
Juan Scaliter