La materia y la energía oscura constituyen la mayor parte del universo. La materia que compone el resto (incluidos nosotros mismos) tan solo representa el 5%. Y ese porcentaje está constituido básicamente por bariones, partículas hechas de quarks que forman los núcleos dentro de los átomos.

Las observaciones de las galaxias muy distantes han permitido rastrearlos durante el primer par de miles de años de vida de nuestro universo aunque, luego, la mitad de ellos desaparecen. Pero, ¿dónde están? Este ha sido uno de los mayores misterios de la astrofísica moderna. Pero un estudio realizado conjuntamente por astrónomos de todo el mundo usando los observatorios de rayos XXMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Chandra de la NASA, ha logrado resolverlo.

El descubrimiento se realizó utilizando observaciones de un cuásar distante, una galaxia con un agujero negro supermasivo que devora materia y brilla. Los investigadores se basaron en la idea de que en el universo existe una red de filamentos de materia oscura que atrae la materia convencional, que quedaría atrapada en sus huecos menos densos. Pero esa hipótesis era muy difícil de compfrobrar ya que, debido a su baja densidad, el gas intergaláctico que quedase atrapado en ella sería muy difícil de detectar.

Pero los astrónomos han logrado solventar ese impedimento con un método realmente ingenioso. Han utilizado los rayos X emitidos por ese cuásar distante para atravesar dicha red de filamentos y descubrir sus lugares menos densos. Es así como han podido detectar gas intergaláctico muy caliente, con temperaturas superiores al millón de grados. Y los bariones «perdidos» estaban en ese gas caliente que constituye casi el 40% de la materia ordinaria del universo.

Fuente: SINC.

Vicente Fernández López