Unos 540 millones de años atrás, la vida animal evolucionó en el océano y comenzó a descomponer el material orgánico en el lecho marino, lo que generó más dióxido de carbono y menos oxígeno en la atmósfera. Durante 100 millones de años, las condiciones para estos primeros animales se volvieron mucho más duras, a medida que los niveles de oxígeno del océano caían y el dióxido de carbono provocó un calentamiento global. Esta es la conclusión de un reciente estudio publicado en Nature.
“Al igual que los gusanos en un jardín – explica el líder del estudio, Tim Lenton –, pequeñas criaturas en el fondo del mar perturban, mezclan y reciclan materia orgánica muerta, un proceso conocido como bioturbación. El factor crítico fue darse cuenta de que los mayores cambios ocurren en los niveles más bajos de la actividad animal. Esto significó que los primeros organismos vinculados a la bioturbación, tuvieron un impacto masivo”.

El hallazgo les permitió a los expertos construir un modelo matemático de la Tierra 540 millones de años atrás para observar los cambios causados por estas formas tempranas de vida.

«Cuando ejecutamos nuestro modelo – explica Benjamin Mills, coautor del estudio –, nos sorprendió lo que vimos. La evolución de estos pequeños animales disminuyó los niveles de oxígeno en el océano y la atmósfera, pero también aumentó los niveles de dióxido de carbono a tal punto que causó un evento de calentamiento global. Sabíamos que el calentamiento se produjo en este punto de la historia de la Tierra, pero no nos dimos cuenta de que podría ser impulsado por los animales».

Este proceso empeoró las condiciones de estos animales, lo que posiblemente contribuyó a una serie de eventos de extinción en masa durante los primeros 100 millones de años de evolución animal.

“Existe un paralelo interesante entre los primeros animales que cambian su mundo de una manera que fue mala para ellos, y lo que los humanos estamos haciendo ahora en el planeta”, concluye Lenton – . Estamos creando un mundo más caliente con anoxia en expansión (deficiencia de oxígeno) que es malo para nosotros y para muchas otras criaturas con las que compartimos el planeta”.

Juan Scaliter