El ejercicio es fundamental para nuestra salud en general, más aún aquel que promueve la capacidad aeróbica, por ser determinante en la prevención de la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades metabólicas crónicas. Sin embargo, esa capacidad no está distribuida uniformemente entre los humanos.
Si bien algunas personas responden bien tanto al ejercicio aeróbico como al entrenamiento de fuerza, hay otras que no. Y algunos de nosotros respondemos bien solo a un tipo de entrenamiento, pero no a ambos. Un grupo de científicos del Joslin Diabetes Center, liderados por Sarah Lessard, ha descubierto un «interruptor» molecular que puede ayudar a explicar por qué sucede esto. Los resultados se han publicado en Nature Communications.
Al estudiar animales de laboratorio y humanos, Lessard y su equipo descubrieron que una proteína llamada c-Jun N-terminal kinasa (JNK) ayuda a impulsar la respuesta al ejercicio. Si JNK se activa durante el ejercicio, dicen los investigadores, eso estimula el crecimiento del músculo esquelético. Si no está activado, los músculos mejoran su adaptación para la resistencia y la capacidad aeróbica.
“Es como un interruptor – explica Lessard en un comunicado–. Si el interruptor está activo, habrá crecimiento muscular. Si está apagado, el músculo se adaptará a trabajos de resistencia. Si cien personas realizan exactamente el mismo programa de entrenamiento aeróbico, algunos tendrán grandes mejoras en la capacidad aeróbica, y algunos tendrán poca o ninguna respuesta. Actualmente estamos buscando las señales biológicas que le dicen a un músculo que se adapte a la capacidad aeróbica o al crecimiento muscular”.
Hasta la fecha, las pruebas mostraron que JNK se activó mucho en los músculos de humanos que levantaban pesas, mientras que no se activó tanto cuando los voluntarios realizaron ciclismo, un ejercicio de resistencia. La diferencia es que hubo una minoría significativa de sujetos de prueba que mostraron cierta activación de JNK en los músculos de sus piernas durante el ejercicio de resistencia. Esa activación podría evitar adaptaciones de resistencia y explicaría por qué algunas personas no responden tan bien al ejercicio de resistencia.
El equipo Joslin está buscando varias formas de inhibir la activación de JNK. Entre ellos, los científicos piensan que su activación durante el ejercicio depende de la cantidad de estrés mecánico en el músculo, y que algunas personas experimentan un mayor nivel de estrés mecánico durante el ejercicio aeróbico. Si es así, el objetivo será desarrollar enfoques para reducir este estrés, lo que podría mejorar la respuesta de nuestros músculos.
Juan Scaliter