El glaucoma, una enfermedad que afecta a casi 65 millones de personas en todo el mundo, es un misterio a pesar de su prevalencia. Poco se sabe sobre los orígenes de esta enfermedad, que daña la retina y el nervio óptico y puede conducir a la ceguera.
Ahora, un nuevo estudio del MIT, publicado en Nature Communications, señala que el glaucoma podría ser un trastorno autoinmune. En un análisis realizado en ratones, los investigadores, liderados por Jianzhu Chen, mostraron que las propias células T del cuerpo son responsables de la degeneración de la retina progresiva que se observa en el glaucoma. Además, estas células parecen estar preparadas para atacar a las neuronas de la retina como resultado de interacciones previas con bacterias que normalmente viven en nuestro cuerpo.
El descubrimiento sugiere que podría ser posible desarrollar nuevos tratamientos para el glaucoma bloqueando esta actividad autoinmune, dicen los investigadores.
Uno de los mayores factores de riesgo para el glaucoma es la presión elevada en el ojo, que a menudo ocurre a medida que las personas envejecen y los conductos que permiten que el líquido se drene del ojo, se bloquean. La enfermedad a menudo no se detecta al principio; los pacientes pueden no darse cuenta de que la tienen hasta que han perdido la mitad de las células ganglionares de la retina.
Una pregunta que los investigadores planean estudiar más a fondo es si otros componentes del sistema inmune pueden estar involucrados en el proceso autoinmune que da lugar al glaucoma. «Lo que aprendemos del ojo se puede aplicar a las enfermedades cerebrales, y eventualmente puede ayudar a desarrollar nuevos métodos de tratamiento y diagnóstico”, concluye Chen en un comunicado.
Juan Scaliter