Marte nos tiene a todos expectantes. Y la NASA lo sabe. Por eso lleva varios días sembrando la intriga para presentar su último descubrimiento en el planeta rojo. Tras el revuelo que originó el hallazgo de agua en Marte, hace un par de días nos anunciaban que tenían nuevos datos importantes sobre el cuarto planeta del Sistema Solar más cercano al Sol. Todo gracias a los grandes avances de la misión MAVEN, que estudia la atmósfera de Marte.
Pero antes de desvelar el misterio, conozcamos más de cerca la misión. MAVEN fue lanzada hace dos años, concretamente el 18 de noviembre de 2013 desde la estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral (Florida). Con gran éxito, la nave entró en órbita el 21 de septiembre del año pasado, convirtiéndose en la primera misión que se esforzaba en entender la atmósfera superior del planeta rojo. La sonda completó nada menos que 1.000 órbitas alrededor de Marte, tras estar casi cinco meses operativa. Su objetivo era conocer qué papel tenía la pérdida de gas atmosférico con la habitabilidad del planeta. Y lo está logrando.
Según explica para QUO el experto en exploración planetaria, Antonio Pérez Verde, «la sonda MAVEN ha observado cómo ha interactuado un haz de protones procedente del Sol con la tenue atmósfera del planeta rojo. Los científicos han apreciado un aumento en la tasa de expulsión de iones en la atmósfera marciana al espacio, por lo que los científicos creen plausible la posibilidad de que las tormentas solares que producen estos haces, llamados ICME (Eyección de masa coronal interplanetaria, por sus siglas en inglés), pudieron afectar a Marte en el pasado y podrían ser los causantes de la pérdida de gran parte de la atmósfera del planeta vecino«. Esto, como podéis suponer, fue lo que produjo el cambio climático que dio lugar, entre otras cosas, a que Marte perdiera el agua líquida superficial.
No obstante, la sonda sigue recopilando datos para intentar entender mejor qué procesos pudieron tener lugar en la alta atmósfera marciana en relación con eventos de viento solar, tormentas solares y variaciones de la intensidad en la radiación ultravioleta extrema y cómo afectaron a la evolución climatológica del planeta.
Además de este gran hallazgo, la NASA ha presentado otros resultados que ha obtenido gracias a MAVEN que te detallamos en esta galería.
Fuente papers: Science y AAAS.
¿Por qué perdió Marte su atmósfera?
Tras años de investigación, por fin sabemos qué hizo de Marte un planeta inhabitable gracias a la sonda MAVEN.
Según explican los científicos en Science, todo se debió a eyecciones de masa coronal interplanetaria (ICME) producidas por las tormentas solares. Estos haces serían los responsables de que Marte perdiese su atmósfera y, en consecuencia, el agua líquida superficial.
Fuente imagen: Science y AAAS.
Una aurora en el hemisferio Norte de Marte
La sonda MAVEN ha observado auroras dispersas en Marte que han permitido comparar la formación de estos fenómenos con las que ocurren en nuestro planeta. Como nos explica Pérez Verde, «en la Tierra, las auroras se forman por la aceleración de partículas cargadas cuando interactúan con el campo magnético del planeta; en Marte parece ser que estas partículas disfrutan de un empujón extra ya que se alcanzan niveles energéticos inviables si tenemos en cuenta únicamente la acción de la magnetosfera marciana».
La hipótesis más defendida por los científicos es que el causante de este empujón en las partículas que las dota de energía es el propio viento solar al encontrar menos resistencia frente al débil campo magnético de Marte.
«Las débiles líneas de campo magnético en Marte permiten que las partículas procedentes del Sol penetren en la atmósfera, siendo éstas entre 100 y 1000 veces más energéticas de lo que se consideraría habitual», explica Pérez Verde. Estas auroras podrían tener consecuencias en Marte, como por ejemplo el aumento de las tasas de escape de iones atmosféricos, reduciendo el efecto invernadero y haciendo más tenue la atmósfera.
Según matiza nuestro experto en exploración planetaria, «este tipo de auroras también son comunes en el planeta Venus y en los satélites Io y Europa en Júpiter. Y no es de extrañar, ya que son cuerpos que no tienen un gran campo magnético protegiéndolo».
Fuente imagen: Science y AAAS.
El polvo es un elemento muy presente en la superficie marciana y está profundamente analizado. «Lo extraño», explica Pérez Verde, «es que el instrumento LPW (Langmuir Probe and Wave) de la sonda MAVEN ha detectado partículas de polvo distintas a las superficiales, pero localizadas en altitudes que van desde los 150 a 1000 kilómetros sobre la superficie. En base a la distribución se cree que se trata de polvo de origen interplanetario».
Este hallazgo ayudará a mejorar nuestra comprensión de los mecanismos que tienen estas particulas para depositarse en la atmósfera, así como para caracterizar algunos de los impactos que sufre el planeta rojo.
Fuente imagen: Science y AAAS.