Los gobiernos y las empresas necesitan compartir con urgencia datos sobre el creciente volumen de satélites y escombros que orbitan la Tierra para evitar una colisión espacial catastrófica

La basura espacial, como las naves espaciales rotas y los satélites inactivos se suma a la creciente congestión en la órbita de la Tierra.

La prestigiosa revista científica Nature, ha publicado un editorial en el que llama a la creación de un organismo internacional que pueda regular el espacio más cercano a la Tierra, una auténtica autopista abarrotada de satélites.

La editorial de Nature alerta de la posibilidad de colisiones catastróficas, además de evidenciar que esa franja del universo a día de hoy está en manos de empresas privadas.

Nos sobrevuelan más de 29.000 satélites, pedazos de cohetes descontrolados, como el resto de un cohete chino que nos tuvo en alerta, y otros fragmentos de escombros lo suficientemente grandes como para rastrearlos desde Tierra. Los pedazos de escombro más pequeños se cuentan por millones.

SpaceX ha lanzado unos 1.700 satélites en los últimos 2 años como parte de su red Starlink. Otras empresas también están planeando megaconstelaciones, y cada vez más naciones están lanzando o planean lanzar satélites.

La congestión de satélites aumenta drásticamente el riesgo de colisiones en el espacio. En el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea en Darmstadt, Alemania, que controla naves espaciales de investigación clave, cada día llegan cientos de alertas por correo electrónico advirtiendo sobre posibles destrozos espaciales. Y, en mayo, los ingenieros de la NASA detectaron un agujero de 5 milímetros de ancho en uno de los brazos robóticos de la Estación Espacial Internacional, creado por una colisión con una pieza desconocida de basura espacial.

La editorial de Nature advierte de la necesidad de ser más reflexivos sobre lo que ponemos en el espacio, y que es hora de que la comunidad espacial global desarrolle un marco sostenible para la gestión del tráfico de satélites.

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No hay policías de tráfico en el espacio, ni fronteras internacionales con áreas de responsabilidad claramente delimitadas. Para evitar daños mayores, es crucial que los operadores de satélites tengan una lista precisa y actualizada de dónde se encuentran los objetos en el espacio.

En la actualidad, el principal catálogo mundial de objetos espaciales está publicado en Space-Track.org por el Comando Espacial de EE. UU., una rama de las fuerzas armadas. El catálogo es la lista pública disponible más ampliamente utilizada, pero carece de algunos satélites que los países, incluidos Estados Unidos, China y Rusia, no han reconocido oficialmente.

El mundo necesita una gestión unificada del tráfico espacial. A través de esto, las naciones y compañías espaciales podrían acordar compartir más datos de seguimiento y cooperar para hacer que el espacio sea más seguro.

Esto podría requerir la creación de un nuevo régimen global, como una convención internacional, a través del cual se podrían organizar reglas y estándares técnicos. Una analogía es la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la agencia de las Naciones Unidas que coordina cuestiones de telecomunicaciones globales como quién puede transmitir en qué partes del espectro de radio.

No será fácil crear un sistema de este tipo para el tráfico espacial. Para que tenga éxito, las cuestiones de seguridad (como evitar destruir un satélite) deberán estar desligadas de las cuestiones de seguridad (como si ese satélite está espiando a otra nación) para que los países puedan estar seguros de que participar en tal esfuerzo no comprometería la seguridad nacional. Los países podrían, por ejemplo, compartir información sobre la ubicación de un satélite sin compartir detalles de sus capacidades o propósito para estar en el espacio.

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Una medida a corto plazo que ayudaría sería que Estados Unidos completara un cambio planificado de responsabilidad para el catálogo de Space-Track.org del ejército al Departamento de Comercio civil. Debido a que este catálogo ha sido históricamente el más utilizado en todo el mundo, trasladarlo a una agencia civil podría comenzar a desactivar las tensiones geopolíticas y así mejorar los esfuerzos globales para gestionar los desechos espaciales.

Algún día podría alimentar un acuerdo mundial de tráfico espacial entre naciones; incluso la naciente superpotencia espacial China tendría un gran incentivo para participar, a pesar de las rivalidades con Estados Unidos. La transición fue solicitada en una directiva presidencial de EE. UU. De 2018 que reconoce que las empresas están reemplazando a los gobiernos nacionales como los actores dominantes en el espacio, pero aún no ha ocurrido.

El 25 de agosto, el Comité de la ONU sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos se reunirá para discutir una serie de temas relacionados con la cooperación internacional en el espacio.

La investigación básica también tiene un papel: las innovaciones, como las técnicas para rastrear y mostrar la ubicación de los objetos en órbita en tiempo real, y la inteligencia artificial para ayudar a automatizar las maniobras para evitar los escombros, podrían reforzar cualquier esfuerzo global para monitorear y regular el espacio.

Si los gobiernos y las empresas de todo el mundo no toman medidas urgentes para trabajar juntos y hacer que el espacio sea más seguro, algún día se enfrentarán a una colisión catastrófica que destruirá uno o más satélites clave para su seguridad, bienestar económico o ambos. El espacio es un bien común global. Hace mucho tiempo que se necesitaba una organización mundial responsable y capaz de gestionar el flujo del tráfico espacial.

Nature 596 , 163 (2021)

doi: https://doi.org/10.1038/d41586-021-02167-5