CURIOSIDADES

¿Qué esconde el misterioso rascacielos sin ventanas de Nueva York?

Mide 169 metros de altura, tiene 29 pisos y ni una sola ventana. Dentro, suficiente combustible para sostener a 1.500 personas durante dos semanas. ¿Qué esconde el misterioso rascacielos sin ventanas de Nueva York?

Rafa Mingorance, autor del canal de YouTube Diario Vivo Nueva York, cuenta en este vídeo lo que ha salido a la luz de uno de los edificios más sorprendentes del mundo: un rascacielos sin una sola ventana que se alza en la Gran Manzana.

 

Texto de Rafa Mingorance

Tiene nombre propio, como la mayoría de los rascacielos neoyorkinos. Se llama AT&T Long Lines Building. Levanta su sombra de hormigón en el barrio de Tribeca, concretamente en la calle 33 Thomas Street. Se sabe que, durante la Guerra Fría, fue un centro de telecomunicaciones que permitía las llamadas a larga distancia, pero poco se sabe del uso que tiene en la actualidad.

El edificio siempre ha estado rodeado de misterio y  teorías conspirativas. Solo hace falta echar un ojo al buscador de Google para ver el volumen tan grande de búsquedas que tiene. Hasta el mismísimo Tom Hanks se quedó asombrado al verlo y lo contó en Twitter provocando un aluvión de comentarios.

 

En su origen, el Long Lines Building albergó una de las compañías de telecomunicaciones más importante de Estados Unidos, AT&T. Pero la revista norteamericana The Intercept publicó una investigación que indaga sobre lo que verdaderamente ocurre detrás de su fachada de cemento.

La revista estadounidense llegó a asegurar que, en realidad, se trataba de una base de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés). Ha sido también una herramienta poderosa que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha utilizado para la escucha de llamadas telefónicas y el control de datos de internet.

El rascacielos sin ventana recibe el nombre en clave de TITANPOINTE y supuestamente ha servido como base de operaciones para controlar instituciones como las Naciones Unidas

The Intercept tuvo acceso a los documentos que el ex espía Edward Snowden robó de las instalaciones de la CIA en 2013. En esos documentos al edificio 33 Thomas Street se le llama en clave TITANPOINTE y supuestamente ha servido como base de operaciones para controlar instituciones tan importantes como las Naciones Unidas, El Fondo Monetario Internacional y, al menos, 38 países como Alemania, Francia o Japón.

La ubicación del rascacielos tampoco es casual. Se encuentra justo al lado de las oficinas que el FBI tiene en Nueva York.

Una guía de la Agencia Nacional de Seguridad, publicada en 2011, ordena que los empleados que quieran entrar en el rascacielos TITANPOINTE primero deben acudir al FBI. Allí es donde se da el permiso de acceso. Los documentos de Edward Snowden también revelan que las antenas parabólicas del edificio han servido para capturar y procesar información que circula vía satélite. ¿De qué tipo de información hablamos? Pues emails, chats, llamadas de Skype, videollamadas, contraseñas para acceder a páginas web e historiales de navegación de internet. Todo.

El rascacielos sin ventanas nunca se ilumina por la noche

 

El misterioso aspecto del edificio al anochecer.

En la oscuridad de la noche, los 168 metros del rascacielos sin ventanas de Nueva York se convierten en una sombra gigante con grandes respiraderos que emiten un zumbido que se mezcla con el alboroto de la calle.

En el plano original, el rascacielos figura con el nombre de ‘Proyecto X’ y fue construido por el arquitecto John Carl Warnecke, un hombre que gozaba de la confianza de la Agencia Nacional de Seguridad. Las obras del edificio empezaron en 1969 y acabaron en 1974. Warnecke hizo un edificio de 29 plantas pensado para resistir ataques nucleares  y con capacidad para almacenar 950.000 litros de combustible que harían posible que toda la maquinaria que hay en el interior funcionara bien durante, al menos, dos semanas.

La compañía AT&T, propietaria del rascacielos, siempre ha mantenido una relación estrecha con la Agencia de Seguridad Nacional permitiendo utilizar sus instalaciones para actividades relacionadas con el espionaje a escala mundial. Pero AT&T no ha sido la única. La Agencia también ha establecido lo que llama “relaciones estratégicas” con más de 80 corporaciones de Estados Unidos.

 

Rafael Mingorance

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