La electricidad que necesita el Nissan Qashqai e-Power la obtiene de un motor de combustión que lleva a bordo

La idea no es nueva, pero sí renovada. El Nissan Qashqai e-Power es un coche eléctrico. La diferencia con otros modelos similares es que sus rivales deben enchufarse periódicamente a la red. El Qashqai, no. El motor de gasolina que lleva incorporado es el encargado de producir la energía. No mueve las ruedas. Solo actúa como generador de electricidad.

Es un sistema similar al que utilizan muchas orquestas veraniegas que actúan de pueblo en pueblo. La iluminación y el equipo de sonido que utilizan sobre el escenario se alimentan de grupos electrógenos que funcionan con combustibles derivados del petróleo.

En el Qashqai e-Power pasa algo parecido. Se mueve con la electricidad pero, ojo, tiene matices respecto a otros modelos que también lo son. El fundamental es ese propulsor de gasolina del que obtiene la energía que emite. En función del acabado del Qashqai e-Power que se trate, la cifra se sitúa entre 120 y 122 g de CO2/km.

El que esté libre de culpa…

Hay mucho mito en el tema de los coches eléctricos, incluidos los que se mueven únicamente por baterías. Se cree que son absolutamente inocuos para el medio ambiente, cuando pocos, muy pocos o ninguno realmente lo son. Las factorías donde se producen, los proveedores que sirven los componentes y la obtención de materiales deben ser también 100% sostenibles para que los automóviles lo sean.

A favor del Nissan Qashqai e-Power está que el consumo de combustible es bajo teniendo en cuenta que se trata de un coche que entrega los 190 CV de su motor eléctrico y que pesa entre 1,6 y 1,7 kg (según versiones). El dato oficial es de 5,2 litros a los 100 y la aceleración, como en la mayoría de los eléctricos, rápida, 7,9 segundos en el 0-100 km/h. Todo el conjunto se apoya en un motor de tres cilindros y 1.5 litros que actúa como generador de energía y un inversor.

 

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La particularidad del propulsor de combustión de gasolina está un sistema de compresión variable que ajusta la longitud de la carrera del pistón en función de la potencia solicitada. Este ingenio le permite utilizar con precisión solo el combustible que necesita en cada momento.

Aunque el objetivo es el mismo, reducir el consumo, es un desarrollo diferente a las tecnologías de admisión variable basadas en la apertura de las válvulas para inyectar más o menos combustible a los cilindros. El Honda CR-X de los años noventa fue uno de los automóviles que mejor supo llevar a la práctica esa solución, que suele montarse en coches con motores potentes.

Los aliados de Nissan

Pero el Nissan Qashqai e-Power tiene más ingeniería automotriz a su favor para ofrecer una adecuada relación entre consumo y prestaciones. Al no llevar tantas baterías como un eléctrico, el coche pesa menos y corre más sin que el gasto sea excesivo.

El tercer pilar en el que se apoya es un freno regenerativo similar al que llevan muchos otros eléctricos. El e-pedal, como lo llaman en la casa, casi llega a parar el coche al levantar el pie del acelerador. Toda esa energía que se produce en la retención es utilizada para recargar las baterías. Aun así y de los esfuerzos de Nissan por situar su Nissan Qashqai e-Power como un coche eléctrico, la DGT no le concede el máximo distintivo en materia medioambiental, la etiqueta cero, sino la ECO de los híbridos no enchufables.