Hasta ahora, los paleoclimatólogos pensaban que este cambio climático, el más rápido registrado, se había obrado en seis meses, pero ahora la Universidad Saskatchewan en Saskatoon (Canadá) ha descubierto que ese cambio brusco de temperaturas solamente tomó seis meses. Hace la friolera de 12.800 años, la corriente del Golfo –que viene de México y llega hasta el Atlántico norte– se ralentizó sensiblemente y de modo muy repentino, y permitió que el hielo del Ártico se expandiera miles de kilómetros al sur.

William Patterson, el profesor de ciencias geológicas que hace pocos días expuso estas conclusiones en una confrencia, refuerza con este hallazgo la idea de que el clima terrestre es mucho más variable de lo que se cree. “El clima –según el investigador– es básicamente inestable, lo que es un misterio es por qué ha permanecido tan estable durante los últimos 10.000 años”, concluye.

Patterson explicó con un ejemplo muy gráfico las consecuencias de dicha bajada temperaturas: “Es como si de pronto colocáramos Gran Bretaña en medio del Ártico en el intervalo de unos pocos meses”.

Esta y otras “revoluciones” climáticas son la explicación más plausible a la súbita extinción de cientos de especies. Por ejemplo, el científico está convencido de que la desaparición de nuestros antepasados directos los neandertales, hace unos 30.000 años, fue el fruto de variaciones bruscas de temperaturas que comenzaron 10.000 años antes.

Para estudiar el cambio climático de hace 13.000 años, el equipo de la universidad de Saskatoon sacó depósitos de lodo del lago Lough Monreagh, del este de Irlanda, cuya composición química y mineralógica es de las más reveladoras del mundo, según los expertos.

Redacción QUO