Mejor y más rápido. Esa parece ser la asociación que domina nuestro mundo, especialmente cuando se trata de negocios. Sin embargo, la empresa de transporte marítimo de mercancías más grande del mundo, Maersk, ha decidido romperla: ha reducido a la mitad la velocidad de sus barcos en las rutas más largas e importantes.
El objetivo: reducir la huella ecológica, porque los buques más lentos necesitan mucho menos combustible y, por tanto, bajan sus emisiones de CO2. Otro buen ejemplo en el mar.

Pilar Gil Villar